APP GRATIS

Crisis de Ucrania acentúa soledad del tardocastrismo

Elegir siempre es angustioso, sobre todo, cuando la dependencia externa es el rasgo más persistente de la política cubana.


Este artículo es de hace 2 años

El anuncio de retirada parcial rusa de Ucrania, aun no confirmado por la OTAN, supondría un alivio para el gobierno cubano, obligado a mantener un delicado equilibrio para no dañar su sintonía con Moscú, pero evitando apoyar una invasión extranjera a un país soberano con quien mantiene relaciones diplomáticas y -de fondo- una bronca mundial que recordó la "Crisis de Octubre" de 1962.

El Kremlin no se lo puso fácil al Palacio de la Revolución especulando con un supuesto despliegue de tropas rusas en Cuba, Venezuela y Nicaragua, como respuesta al envío de contingentes norteamericanos y de la OTAN a Ucrania; La Habana calló prudentemente y ni siquiera ha montado su habitual algarabía contra sanciones económicas, como las anunciadas por el presidente Biden a Putin, si traspasa la convulsionada frontera.

Pocas veces, la soledad política de Cuba se ha hecho más evidente que con la crisis en Ucrania, coincidente con la época de mayor desgaste político interno, tras la rebelión popular del 11J y los permanentes cuestionamientos ciudadanos al sexagenario poder y al continuista presidente Díaz-Canel, quemado en tiempo récord.

Elegir siempre es angustioso, sobre todo, cuando la dependencia externa es el rasgo más persistente de la política cubana; instalada en una antigüedad sin retorno y en el espíritu de Peter Pan que anida en sus principales figuras.

Parte del dilema cubano obedece a la cobardía política de Raúl Castro, al despreciar el generoso deshielo promovido por Barack Obama, alejando a Cuba de su natural zona de influencia y de las ventajas de la vecindad con la democracia más antigua y el mercado más dinámico del mundo; que habrían facilitado una transición pacífica.

Los rejuegos del tardocastrismo con Rusia y China, que hace rato fijaron nuevas reglas de juego con La Habana, son antinaturales y fallidos porque reducen a Cuba a pieza coyuntural de conveniencia, sin valor real alguno en el ajedrez mundial, y postergan la democratización y la salida de la pobreza y desigualdad de una nación pequeña, subdesarrollada y muy dependiente que, hace rato, carece del peso específico y singular que tuvo durante la Guerra Fría, aunque no estuvo a salvo de encontronazos con soviéticos y chinos por la beligerancia castrista en América Latina y África.

El corazón tardocastrista anda partido en dos porque quisiera que Estados Unidos se estrelle contra Rusia, pero no desea que Ucrania sea engullida por una potencia porque estaría poniendo soga a su propio pescuezo; reconociendo, de facto, el predominio de Estados Unidos en su zona de influencia; como reclama Moscú, y desacreditándose ante Europa y el llamado Tercer Mundo, donde suele jugar bien el tablero multilateral.

Hasta ahora, La Habana ha intentado mantener cierta equidistancia, evitando pronunciamientos oficiales y abriendo espacios en el estatal Cubadebate a la postura rusa, con un emocional artículo de la subdirectora de Russia Today en Español, y poco más.

De confirmarse la retirada rusa, sería una pequeña fiesta para La Habana, que blandirá su lado pacifista, ausente en sus relaciones con los cubanos que no comparten su ideología ni su prédica y prácticas políticas; pero ya sabemos que la casta verde oliva y enguayaberada predica de puertas para afuera lo que niega a su pueblo.

Durante la Guerra Fría, Fidel Castro podía darse lujos geopolíticos, como apoyar la invasión del Pacto de Varsovia a Checoslovaquia y pelearse con China y Egipto, privilegiando sus lazos con Moscú, que pagó generosamente el portaaviones a 180 kilómetros de la costa este de Estados Unidos, pero el mundo ha cambiado y Cuba está más sola que nunca, aunque sigan llegando migajas enmascaradas como donativos y políticos y alabarderos irrelevantes vacacionen en La Habana, alzando el brazo de una victoria convertida en derrota permanente.

¿Qué opinas?

VER COMENTARIOS (4)

Archivado en:

Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689


Siguiente artículo:

No hay más noticias que mostrar, visitar Portada