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Cuba desgraciada por un gobierno inútil y miedoso

La brutalidad tardocastrista convierte a Anamely Ramos en la última desterrada.


Este artículo es de hace 2 años

Si alguna duda quedaba sobre la inutilidad del gobierno Díaz-Canel, el más bruto y cobarde de la historia cubana, el reciente atropello contra la activista Anamely Ramos, evidencia que la política de cuadros del castrismo, solo concebía el diluvio como panorama posterior a la jubilación de Raúl Castro.

El espectáculo de una joven cubana reclamando sus derechos en un aeropuerto internacional simboliza el miedo irracional de la dictadura más antigua y acobardada de Occidente al cambio, y refleja la inaudita capacidad oficial para generar conflictos innecesarios que contribuyen a su mundial descrédito.

Toda esa guapería vociferante y alardes desproporcionados se derrumba ante la voz de una mujer valiente y con criterio; los miles de presos políticos y su familia, y el asombro del mundo normal con la anormalidad tardocastrista.

Legalmente, Ramos tiene todo los derechos para regresar a su país natal porque carece de residencia en nación extranjera, y ya culminó sus estudios de maestría en México, adonde llegó legalmente; pero el destierro y el tumbe es la verdadera política del tardocastrismo frente a los incómodos como la propia Anamely, Carolina Barrero, Karla Pérez, Katherine Bisquet, Hamlet Lavastida, Yunior García y Jorge Luis Arcos.

Que son solos los más reconocidos, pues desde el 11J los consulados cubanos están cobrando las prórrogas de pasaporte, pero no estampándolas en los pasaportes de aquellos cubanos, calificados de "activos en las redes sociales" ante la tragedia patria.

Un gobierno apencado frente a artistas e intelectuales, jóvenes nacidos dentro de la revolución, es la mejor prueba de la incapacidad de Díaz-Canel, López-Calleja y el resto del equipo gubernamental para sacar a Cuba de su tragedia, agravada desde que Raúl Castro y sus guardias asaltaron el poder en 1989, tras la Causa 2, operación que culminó con el truene de Carlos Lage, Felipe Pérez Roque y Fernando Remirez de Estenoz, entre otros; acusados entonces de estar embriagados con las mieles del poder.

Toda aquella baba sin quimbombó de que los guardias eran mejores gestores que los civiles y que Raúl Castro era un reformista agazapado, se estrellaron ante la generosidad Obama, que puso a temblar al anciano general de ejército, supuestamente aquejado de no encontrar consenso en la jerarquía sobre la oportunidad de oro que brindaba la Casa Blanca.

El supuesto manotazo a Estados Unidos significó el suicidio del raulato y su atropellado retiro, promoviendo a una recia de incapaces civiles y militares, que son la impedimenta de Cuba, saturada de absurdos y algarabía hueca.

Pero las actuales abejas verde olivas y enguayaberadas no cesan en su empeño de mostrar su incapacidad, pisoteando sus propias leyes y llevando a Cuba a un callejón sin salida represivo, que les explotará en la cara, como advirtió una de las madres con hijos presos por el 11J.

La fatiga bruta del gobierno es el único índice que crece exponencialmente en el desvencijado universo cubano, donde una ocurrencia dura hasta que surge otra, incluso en temas de especial sensibilidad como la libertad, la crónica escasez alimentaria y de medicinas.

Un vistazo a los periódicos estatales de ámbito nacional refleja un país que no existe, salvo en los disparates de Díaz-Canel y su combo, un conjunto desafinado y superado permanentemente por la vanguardia de la sociedad civil, con diagnóstico certero sobre los males de Cuba, aunque aun no consiga el apoyo público de la mayoría sufriente y postergada.

Díaz-Canel, López-Calleja, Marrero y el resto no son líderes; sino meros administradores provinciales con dudosos resultados, que heredaron el poder por imposición biológica, pero permanecen fuera de la realidad que cada vez le achica más el espacio.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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