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Invasión rusa a Ucrania achica espacio político del tardocastrismo

Quizá Putin consiga el consenso bipartidista norteamericano ante Cuba.


Este artículo es de hace 2 años

La invasión rusa a Ucrania no solo tiene consecuencias económicas para La Habana, que deberá pagar petróleo, alimentos, materias primas y fletes más caros, sino que también achica su espacio político porque el zarpazo de Valdimir Putin ha propiciado una sutil proximidad entre demócratas y republicanos norteamericanos, el cierre de brechas en la OTAN y un acercamiento -bilateralmente interesado- entre Washington y Venezuela.

Putin ha conseguido despertar en Europa y Estados Unidos el temor a la Guerra Fría, que ambos dieron por superada, tras el derrumbe de la URSS en 1991; aunque la travesía posterior no ha estado exenta de errores de Washington y Bruselas, animados por el ansia de antiguos satélites de Moscú por la libertad y el bienestar material que implica pertenecer al primer mundo y la seguridad ante el oso ruso que propicia la OTAN.

El alineamiento del gobierno cubano con Putin, que no siempre ha tratado bien a Cuba, confirma que el presidente Miguel Díaz-Canel es políticamente inmaduro, incapaz de reaccionar con acierto a los retos geopolíticos y rehén de una formación doctrinaria, sesgada y ortopédica, que lo incomunica con el mundo real y muchos cubanos.

Fidel Castro siempre mantuvo un hilo de comunicación con el establishment estadounidense y se entrevistó con mas norteamericanos, que con soviéticos y otros líderes del llamado Telón de acero, en sus 47 años en el poder y avisó que revolución es tener sentido del momento histórico, testamento político que sigue brillando por su ausencia en el continuismo castrista.

Un vistazo a la prensa estatal cubana muestra la sumisión a Moscú, llamando a la invasión a Ucrania, "Operación Especial", eufemismo de triste recordación para muchos cubanos por su alegoría a aquel período de hambre y miseria, tras el colapso de la URSS; posicionamiento dañino para los intereses de Cuba, por empeño fantasioso y estéril de su cuestionado gobierno

Los norteamericanos ya han tomado nota de la anacrónica y desequilibrada postura cubana ante la guerra desatada por Rusia y avisado a los represores tardocastristas que sufrirán represalias democráticas; mientras continúan con el cartel de No hay billetes, afrontando la emigración irregular y viendo como los Agentes de influencia de La Habana y gusañeros siguen cabildeando contra el embargo y a favor de las remesas, sangre fresca para la anémica economía comunista.

Quizá Putin consiga lo que nunca antes se ha logrado de manera estable, que la política norteamericana hacia Cuba sea una posición de Estado, a salvo de los vaivenes del bipartidismo y los lobbies de Washington, decisivos en el relajamiento de sanciones económicas a la dictadura más antigua de Occidente.

Pero Cuba ya no interesa a nadie, excepto sus hijos, carece de valor como aliado o enemigo y, si Díaz-Canel duda, que llame a Alejandro Castro Espín para que le cuente cómo Barack Obama tranquilizó a sus asesores, precavidos ante la posibilidad que el deshielo con Cuba se fuera al traste: No se preocupen, no tendría consecuencias porque Cuba es muy pequeña y sin importancia...

Con el apoyo de demócratas y republicanos, Ucrania está recibiendo ayuda militar y humanitaria sin precedentes para luchar contra los invasores rusos, incluyendo sistemas antiaéreos que, según expertos, pueden neutralizar misiles rusos; mientras la OTAN desempolva sus planes defensivos y rastrea la ofensiva del Kremlin.

El Senado norteamericano acaba de aprobar una ley contra el linchamiento, la redotación financiera de la Ley de Violencia contra las Mujeres, una amplia reforma del servicio de correos, reforzado la base legal a demandas por agresiones sexuales, con una nueva ley que pone fin al arbitraje forzoso en determinados supuestos y decidió, por unanimidad, mantener el horario de verano durante todo el año; fruto del consenso entre opositores republicanos y demócratas en el gobierno.

Negociadores de ambos partidos están cerca de cerrar un acuerdo para limitar el coste de la insulina, reforzar las leyes antimonopolio y aumentar la fabricación de semiconductores en Estados Unidos, como parte de un nuevo proyecto de ley sobre la competitividad con China; aunque siguen pendientes la protección del derecho al voto y el control de los costes de los medicamentos con receta, entre otros asuntos de interés general, mientras persiste una división entre los republicanos en torno a Putin.

La "amenaza soviética" propició en Estados Unidos un conjunto de leyes bipartidistas que promovieron cuantiosas inversiones, la Ley de Autopistas Nacionales Interestatales y de Defensa diseñó todo un sistema para permitir una rápida evacuación y movilización, en caso de ataque nuclear; infraestructuras que influyeron decisivamente en el crecimiento económico, respondiendo a prioridades de la nación.

El satélite soviético Sputnik provocó la mayor inversión de Estados Unidos en universidades, a finales de la década de 1950, con la Ley de Educación para la Defensa Nacional, que estableció disponer de una mano de obra de calidad y cantidad para satisfacer las necesidades defensivas, pero formó a toda una generación de profesores de matemáticas y ciencias, y amplió el acceso a facultades y campus.

La Administración de Proyectos de Investigación Avanzada del Departamento de Defensa sirvió como incubadora de nuevas tecnologías en Estados Unidos, desempeñando un papel fundamental para la creación de Internet, además de los planes de John F. Kennedy de impedir que la Luna fuera colonizada por los soviéticos.

Si el Doctor en Ciencias Técnicas Díaz-Canel sigue dudando del lío en que se ha metido solo por sus continuas ocurrencias e improvisaciones políticas, que convoque a Alina Amaro Alayo, Ramón Sánchez-Parodi Montoto, Néstor García Iturbe, Jesús Arboleya Cervera y Ricardo Alarcón de Quesada; los mejores conocedores de Estados Unidos, en Cuba.

Fantasear en política cuesta caro, especialmente a gobernantes en crisis y con alergia crónica a la realidad, que un lunes constata fracasos azucarero y turístico, el martes elogia migajas médicas y escolares, el miércoles asiste a banquete lezamiano con un fraile dominico metido a fogonero, el jueves guarachea con reclutas revolucionados, el viernes manifiesta orgullo por represores subordinados, el sábado pide mayores sacrificios al pueblo, el domingo refresca en la piscina, empuñando una cerveza importada, que nunca paga de su bolsillo; y todos los días, uno tras otro, provoca estampidas aéreas y marítimas de cubanos huyendo del naufragio.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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