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Calles con suerte en Miami: En memoria de Chamaco García

Un tramo de la 27 Court del noroeste de Miami, contigua al legendario Miami Dade County Auditorium, lleva desde hace unos días el nombre de un artista admirable: el cantante cubano Chamaco García (1938-2016), un nombre que además de honrar a esta calle, la llena de humanidad.

El cantante cubano Chamaco García (1938-2016) © Cortesía de la familia García
El cantante cubano Chamaco García (1938-2016) Foto © Cortesía de la familia García

Este artículo es de hace 1 año

A Lucy García

Hay calles con suerte, y la 27 Court del noroeste de Miami es una de ellas. A partir de hoy este tramo suyo que corre desde la Calle 3 hasta la Calle Flagler, o viceversa, lejos de ser un número más en el mapamundi de esta ciudad, tiene nombre propio, el nombre de un artista admirable: Chamaco García (1938-2016). Un nombre que además de honrar a esta calle, la llena de humanidad; de una humanidad distinta a la que le imprimen sus moradores, y la destaca entre la multitud de vías públicas pero anónimas que la rodean; vías sin bautizar.

No es lo mismo numerar una calle que darle nombre: darle nombre es, en cierta forma, darle alma, el alma de la persona cuyo nombre recibe, y es también dotarla de una historia, la historia de esa persona; una historia que muchos residentes en ella, peatones y automovilistas futuros querrán conocer.

Esta calle breve, y por breve acogedora, de casas sencillas y natural soleado, cuenta con buganvilias, amapolas, arecas, un flamboyán, un mango, un jacarandá, algunas palmeras jóvenes, pájaros, lagartijas e insectos voladores; vecinos, todos, que esta tarde participan en este acto con una discreción ejemplar; vecinos inapreciables en un mundo donde la naturaleza es arrasada por la monstruosidad de las edificaciones y el asfalto. (El jacarandá ya da sombra a Chamaco y le extiende algunas flores; flores como moretones desprendidos del azul de las franjas de la bandera cubana).

Pero esta calle también tiene un vecino singular, y ese vecino es el Miami Dade County Auditorium, donde se han escuchado algunas de las voces líricas más extraordinarias de los últimos 70 años -Renata Tebaldi, Franco Corelli, Joan Sutherland, Luciano Pavarotti, Jessye Norman, Alfredo Kraus y Cecilia Bartoli, entre otros-, y las voces de algunas de las figuras más representativas de la canción popular francesa e iberoamericana de estas décadas:

Charles Aznavour, Libertad Lamarque, Pedro Vargas, Marco Antonio Muñiz, Raphael, Rocío Jurado, Julio Iglesias, Estela Raval, Alberto Cortez, Paloma San Basilio, José José y un buen número de artistas cubanos, entre ellos, Chamaco García, cuyas facultades vocales e interpretativas parecían no tener rival entre nosotros, como no parecían tenerlo las ovaciones que invariablemente cosechaba.

Esta calle debe de haberlos escuchado a todos, a sus conciudadanos y a los que venían de lejos, con el oído secreto que tienen las cosas inanimadas para estar al tanto de nuestros planes y, gracias a esa precaución, sobrevivirnos. Y debe de haber disfrutado la voz poderosa de este amigo nuestro cuya musicalidad, tesitura, fraseo y talento para la improvisación eran capaces de convertir un bolero o una balada en una mezcla rara de sobriedad inicial, intensidad creciente y de finales apoteósicos.

Es difícil saber si esta calle tuvo noticia de la muerte de Chamaco García, pero debe de haberle echado de menos; debe de haberse preguntado qué habría sido de aquel exiliado incurable que, al recordar La Habana, no hallaba consuelo; que al recrear la noche de la isla, la ponía a brillar no sólo dentro del Auditorium, entre el público, sino sobre esta barriada.

Noche cubana, morena bonita de alma sensual,

con tu sonrisa de luna y ojos de estrellas.

Voz de susurro de frondas y arrullo de mar,

besas con brisa y tu abrazo es calor tropical.

Esta calle debe de haberse preguntado qué habría sido de aquel hombre que al jugar con un son o una guaracha de su país, no sólo incitaba a bambolearse a las palmas que crecen alrededor del teatro sino a ella, una calle toda rectitud y rigidez en la forma, pero criolla en el fondo; criolla por contagio y por influencia de aquel hombre.

Es posible que la vida interior de una calle no sea sino un resumen de las vidas de quienes, además de poblarla, ignoran que entre el pavimento -como dentro de ellos mismos- se oculta algo más sustancial que una zona de silencio y de sombra.

Esta tarde no hay calle más feliz en la ciudad de Miami que esta: la Calle Chamaco García, ¡quién se lo iba decir a la una y al otro, que tantas veces, sin saberlo, cantó para ella!

La mayoría de las mujeres en Estados Unidos adopta el apellido del hombre con el que se casa. Hoy esta calle adopta, además del apellido del cantante, su nombre propio, y Lucy García, lejos de oponerse, celebra la unión. Así, de abiertos, son los matrimonios actuales.

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Archivado en:

Orlando González Esteva

Poeta y ensayista cubano. Reside en Miami.


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