El escritor cubano Pedro Armando Junco López envió una carta al gobernante Miguel Díaz-Canel en el que vaticina un próximo estallido popular como el del 11 de julio.
En el texto, publicado por el medio independiente "La Hora de Cuba", el narrador y ensayista propone lo que a su juicio podría ser un proyecto de transición pacífica en el país, como vía para salir de la crisis económica y frenar la estampida migratoria.
"La situación del país es insostenible. El pueblo está al borde de otro estallido social y su gobierno no cuenta con recursos –a no ser represivos– con qué resolver este caótico escenario. Es necesario un espacio para los que piensan diferente y proponen cambios", dijo.
Junco recordó que en 2020 fue expulsado de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) precisamente por enviar otra carta a Díaz-Canel, en la que criticaba la apertura de las tiendas en MLC y le recomendaba abrir la economía sin trabas burocráticas estatales, para estimular al productor.
"Pero ahí están plantadas las tiendas en MLC y vacías las en moneda nacional, con una galopante inflación. Defenestrar a Murillo y sustituirlo por Gil no ha cambiado nada el resultado miserable de esa gestión, poco se logra con eliminar al aparente culpable si no se elimina la culpabilidad", alegó.
Acera de la necesaria apertura económica, el intelectual aclaró que las actuales MIPYMES, lastradas por el miedo del gobierno a que un particular se enriquezca, "tampoco han resuelto ni van a resolver el problema de la miseria en Cuba, ni el éxodo masivo de nuestros jóvenes".
"Es un crimen de lesa humanidad que el cubano, para progresar honestamente, tenga que hacerlo lejos de su país", dijo.
Pedro Armando añadió que es evidente que otro 11 de julio va a estallar en breve tiempo.
También condenó el encarcelamiento de cientos de jóvenes, juzgados solo por "gritar en público, sacar un cartel, ser coautor de una canción contestataria o realizar un performance con la bandera cubana", detalló, en alusión a las recientes penas de cárcel impuestas a Luis Manuel Otero y Maykel Osorbo.
"Esos jóvenes presos le hacen mayor daño a su gobierno allí que sacando cartelones en la calle...", subrayó.
Por último, el narrador señaló que para llegar a la estabilidad y el bienestar en Cuba, el gobierno tiene que reconocer oficialmente que existe una oposición pacífica y darles a sus miembros garantías de respeto a sus derechos humanos, como pasos previos a un diálogo con ellos.
Para ello, sugirió que deben respetarse las libertades de reunión, prensa y manifestación, liberar a todos los presos políticos y dar libertad económica, sin ataduras estatales, a los productores de bienes y servicios.
Después, realizar una consulta popular, verificable por instituciones no gubernamentales independientes, y extranjeras, en la que el pueblo escoja entre la continuidad o el cambio de sistema.
"En caso de ganar el cambio: revocación de la constitución actual, y puesta en vigencia provisional de la de 1940, creación de nuevos partidos políticos con garantías y prerrogativas, elecciones en un tiempo no menor de seis meses ni mayor a un año después del plebiscito y otorgamiento del poder de manera pacífica y armónica a quien resulte ganador en las elecciones", concluyó.
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