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Pipero tras incendio de Matanzas: "Sentí el estruendo, todo se iluminó, y con los muchachos dentro"

"No recuerdo el rostro de ninguno de los bomberos, pero había un muchachito blanquito, era mucho más pequeño que los acompañantes; otro mulato alto y el jefe que también era mulato. A todos les di agua fresca para tomar y echarse por arriba, el vapor era horrible", dijo.

Manuel Tápanes Pérez © Ernesto Arturo Santana García del Busto
Manuel Tápanes Pérez Foto © Ernesto Arturo Santana García del Busto

Este artículo es de hace 1 año

El pipero Manuel Tápanes Pérez, quien colaboró desde las primeras horas en la extinción del fuego en la Base Supertanquera de Matanzas, reveló que por pocos minutos se libró de la explosión que causó heridas a dos compañeros y quitó la vida a 14 bomberos.

En entrevista a la revista Alma Máter, Tápanes, quien maneja un carro cisterna del Combinado Lácteo de la provincia, relató que el viernes pasado, apenas una hora después de desatarse el incendio, su jefe lo llamó y le ordenó que fuera al lugar.

Allí le orientaron que debía abastecer de agua al segundo supertanquero para tratar de evitar que las llamas lo hicieran colapsar.

Desde las 9:00 de la noche del viernes hasta las 5:30 de la mañana del sábado estuvo transportando el líquido hacia los carros bombas, siempre temiendo que durante las recargas la onda se expandiera y lo cogiera a él adentro.

"A todos esos bomberos que intentaban enfriar el segundo tanque les di agua fresca para tomar y echarse por arriba, el vapor que había era horrible. Acabada el agua en la pipa retornaba hacia la base de bomberos en busca de más. En el retorno sentí el estruendo. Todo se iluminó, y con los muchachos dentro", detalló.

Él lo vio todo por el espejo retrovisor de su camión. Se dio cuenta de que en la explosión quedaron atrapadas otras pipas de agua de su empresa con dos de sus compañeros.

"Ellos estaban a 10 metros del segundo cuando ocurrió el estallido", recalcó.

Manuel pensó que pudo haber sido él una de las víctimas si solo hubiese estado estacionado cinco minutos más en el lugar del siniestro.

"Antes de que explotara a los mismos 10 metros de distancia, yo no pude sacar el celular fuera de la pipa porque me lo derretía, imagínate el calor abrasador que sufrieron los que allí permanecieron; una pena muy grande", recalcó.

La Cruz Roja salvó a los otros dos transportistas. Uno de ellos, un anciano nombrado Floro Rodríguez, sigue ingresado con quemaduras de segundo y tercer grado en el Hospital Faustino Pérez, el otro ya fue dado de alta con lesiones leves.

Tápanes Pérez los acompañó al hospital infantil, donde primero los atendieron.

Los 14 bomberos a los que el pipero dio agua durante el incendio, continúan desaparecidos.

"No recuerdo el rostro de ninguno de los bomberos, en ese momento no estaba mirando sus caras, lo que atendía eran las indicaciones del jefe que alertaba constantemente a los jóvenes, pero había un muchachito blanquito, era mucho más pequeño que los acompañantes; otro mulato alto y el jefe que también era mulato", describió.

Tras cinco días sin poder apagar las llamas, que en total destruyeron cuatro tanques de petróleo, lamenta que en aquella primera y trágica noche no hayan podido cumplir su misión.

"Para eso trabajamos. Todos los que estábamos ahí no pensábamos en otra cosa. (...) Ahora espero la llamada, si me mandan voy para el fuego de nuevo. ¡Yo no tengo miedo!", subrayó.

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