Miguel Cedeño López, un anciano cubano que había desaparecido desde el 13 de agosto, fue encontrado muerto en la mañana de este lunes, en una zona de monte a escasos kilómetros de su casa, ubicada en el municipio de Manatí, Las Tunas.
Aún no ha trascendido la causa exacta de la muerte del hombre, cuyo cuerpo fue encontrado en las cercanías de una finca particular, a la que las autoridades, que han sido criticadas por su escaso apoyo a las labores, tardaron varias horas en llegar, según aseguró el medio independiente La Hora de Cuba.
Leandro Rodríguez, periodista de la emisora local La Voz del Faro, también confirmó la muerte del anciano y envió condolencias a la familia y a su hijo, de quien dijo “que siempre tuvo en cuenta al colectivo de la emisora para divulgar la convocatoria de búsqueda”.
Miguel Cedeño López, alias El Pombo, padecía de diabetes y alcoholismo, y estaba jubilado luego de haber trabajado como hornero en una dulcería y custodio en una tienda. Su edad no ha trascendido.
Su hijo Yuniesky Cedeño, quien reside en EE. UU., había regresado luego de enterarse de la desaparición de su padre, para tratar de encontrarlo. A través de publicaciones en las redes, pidió ayuda a vecinos y amigos de su padre para formar grupos de búsqueda y ofreció una recompensa, en principio, de 50,000 pesos a quien encontrase a su padre, que, de acuerdo con La Hora de Cuba, terminó elevando a 100,000.
Con el correr de los días había aumentado la preocupación sobre la suerte de Cedeño, pues el último lugar donde fue visto estaba solo a 10 km de los espesos manglares del fondo de la bahía de Manatí. Además, pocos días después de su desaparición, se encontraron unas chancletas y una camiseta manchada de sangre, que le pertenecían.
Según La Hora de Cuba, se trata de la segunda vez que se tiene noticias de un suceso de esta naturaleza en Manatí. Hace algunos años, una mujer con demencia senil desapareció de su casa y fue encontrada sin vida días después, luego de una vasta movilización de búsqueda, en la zona de los mangles.
Las denuncias sobre personas perdidas en Cuba se han vuelto frecuentes en las redes sociales, muchas veces como alternativa ante la pasividad de las fuerzas del orden en la mayoría de los casos.
Este martes, fue encontrado sin vida el cuerpo del anciano cubano Julio González Pérez, quien llevaba seis meses desaparecido en el municipio Bauta, en Artemisa.
Su hija Ana González, quien ha estado todo este tiempo haciendo publicaciones en sus redes sociales para demandar la búsqueda de su padre, compartió la triste noticia en su muro de Facebook.
Ana quiso anunciarles la desgarradora noticia a todos sus amigos que cada día la apoyaron en la búsqueda, que desafortunadamente tuvo un trágico final.
Poco después del anuncio de la muerte de González Pérez, su hija y yerno denunciaron que el cadáver del anciano permanecía desde hace más de cinco meses en Medicina Legal.
En una transmisión en directo desde Miami, ciudad donde residen, Ana González y Reynaldo Pérez explicaron que pudieron confirmar la triste noticia tras dar positiva una prueba de ADN que se le practicó al cadáver de conjunto con la muestra tomada a un hijo residente en la isla.
Según explicaron, se trató de un proceso complicado en el que la familia contó con escaso apoyo de las autoridades.
Hasta el momento no han trascendido datos de las circunstancias de la muerte del hombre, quien tenía 80 años al momento de su desaparición, y padecía de un Alzheimer avanzado, al punto que no reconocía ni siquiera a sus propios hijos.
A finales de julio, el anciano cubano Lázaro Toca Núñez, reportado desaparecido desde el 8 de ese mes, en La Habana, apareció sin vida.
Toca Núñez, de 86 años y residente en el municipio de Guanabacoa, fue encontrado muerto, según informó su hija Graciela Toca a Diario de Cuba.
La información trascendida sobre este caso no aporta detalles acerca de la causa de la muerte de Toca Núñez, quien había sido buscado por sus familiares “en hogares de ancianos y otros lugares”.
Anteriormente, Graciela declaró al portal de noticias que había sabido de la desaparición de su padre porque “fueron a buscarlo a su casa, ya que ese día no se presentó en el trabajo. Mi padre es custodio de un centro estatal en Guanabacoa y lo consideraban mucho por su edad”.
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