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Incertidumbre, tensiones e incapacidad agrietan a Contrainteligencia cubana

En Las Tunas, quince miembros de la CI han pedido sus bajas y no se las conceden por falta de reemplazo; provocando descontento e insubordinaciones.

Villa Marista, sede principal de la Contrainteligencia cubana © Ministerio del Interior
Villa Marista, sede principal de la Contrainteligencia cubana Foto © Ministerio del Interior

Este artículo es de hace 1 año

La incertidumbre sobre el presente y futuro, tensiones internas e incapacidad operativa agrietan a la Contrainteligencia cubana, revelaron a CiberCuba varios de sus oficiales, rehusando ser identificados.

La preocupación de muchos de nosotros, ante los hechos que vienen ocurriendo y por el día de mañana, han provocado que estemos investigando "cómo se resolvió la situación de los antiguos oficiales de servicios especiales en la URSS y otros países socialistas y qué garantías tendríamos en el futuro".

CiberCuba intentó obtener una reacción del Ministerio del Interior a las versiones ofrecidas por oficiales de la Contrainteligencia, pero su web permanece inaccesible, incluido su email.

Una compañera nuestra asegura que hay vida después del MININT, pero ella se guía por lo ocurrido con personas como nosotros en países como Argentina, Chile, España y Portugal, pero en ninguno de ellos gobernó el socialismo y la "posición de opositores sobre nosotros sigue siendo difusa o con amenazas de represalias que nos desalientan y son aprovechadas por los jefes para presionarnos más".

Algunos tenemos la sensación que la Contrainteligencia ha contribuido, como catalizador, de un desastre que pudo evitarse y es que "lejos de defender a Cuba estamos actuando contra ella, pues en vez de protegerla de un enemigo externo, estamos salvando a la dirigencia política cubana, del actuar lógico de un pueblo cansado de absurdos y crueldades".

Las presiones indebidas de los jefes, buscando méritos ante el Alto mando para ascender con rapidez y mejorar su situación socioeconómica, provoca casos como el de Las Tunas, donde quince jóvenes de la Contrainteligencia han pedido la baja, pero se les retiene "porque no hay cómo reemplazarlos, negativa que provoca disgustos e insubordinaciones".

Desde el 11J, la Contrainteligencia no ha dejado de estar en fase movilizativa, con sus altas y sus bajas, pero siempre en estado de alerta, constituyendo una causa más para el desgaste de nuestras fuerzas, ya de por sí menguadas y con estados de ánimo negativos.

Jóvenes jefes y oficiales están viendo "las llamas cerca; por causas reales de incompetencia de un sistema", y es lógico que comiencen a pedir bajas, pues ni traslados solicitan para otros órganos que no son de enfrentamiento; como pueden ser Logística o centros de enseñanza, porque allí también son "movilizados para enfrentar al pueblo y así no quieren seguir en el MININT".

Nuestros mayores, tras las Causas 1 y 2 (1989) pasaron a retiro forzoso o natural, pero no todos tuvieron la suerte de caer en firmas extranjeras, en el turismo o en empresas vinculadas a la actividad exterior y "no sabemos qué va a pasar con nosotros; menos ahora con esta crisis tremenda".

Internamente, el funcionamiento es negativo y eso repercute en nosotros y en la mayoría de nuestros compañeros, por ejemplo, los Sistemas de descubrimiento (agentes, activos y personas de confianza) son muy inefectivos y desestimulantes, debido a la incorrecta SIA (Selección, instrucción y atención) y por las tareas que nos asignan, provocándonos “conflictos de fe”.

Y este problema genera otro mayor, las informaciones recibidas de esos sistemas de descubrimiento carecen -generalmente- de las necesarias veracidad, oportunidad, importancia, competencia y plenitud, para cumplir con el DPC (Descubrimiento, prevención y corte); pero sirven para reprimir al pueblo; como constatamos casi a diario; por las órdenes recibidas desde el Alto mando.

El componente “análisis”, tanto de oficiales, jefes, unidades y departamentos, se realiza generalmente de manera mecánica, prevaleciendo el “corta y pega”, la repetición o la inclusión, en informes operativos, de palabras estereotipadas, que buscan impactar positivamente en los mandos superiores, o en funcionarios del partido y estatales a los que se les envía; y eso provoca que la inducción y deducción sean inadecuadas por lo que, realmente, “estamos muchas veces perdidos”.

El descubrimiento de informaciones que revelan conductas contrarias a los dirigentes o al socialismo, se ponen de ejemplo como buenos o excelentes resultados; cuando para eso no hay que usar técnicas secretas, pues muchos de los investigados, son personas que levantan la mano en una reunión y lo dicen públicamente, no se esconden; o lo comentan sin tapujos en su entorno.

Un compañero nuestro que estudió Economía está calculando el costo de un aparato secreto que perdió sus esencias y carece de sentido, pero aún no tiene números por la cantidad de información a evaluar y procesar.

Muchos oficiales estamos saturados de controles sobre las PIO (Personas de interés operativo); desgastándose en documentación administrativa que les obligan a actualizar mensualmente la situación de individuos que sólo están disgustados y no representan peligro para el pueblo, sino para los dirigentes.

La formación de nuevos oficiales es muy deficiente, obviando la rigurosidad en los procesos de selección, optando por jóvenes de escasa o nula cultura general integral, graduados de doce grado, a los que se les imparte un curso básico de seis meses, generalmente por profesores que están en esos cargos porque "no dieron en la línea operativa" u otros que, apenas se graduaron de cursos similares, quedaron como profesores; es decir, sin experiencia práctica alguna.

Un alto número de miembros activos de la Contrainteligencia tienen una escandalosa falta de hábitos de lectura, de ortografía, dicción, conocimientos generales, y todo eso tiene un peso negativo en su desempeño, por lo que son presionados, generándoles un desgastante y estresante día a día y disgustos constantes; especialmente en los dedicados a controlar a artistas, intelectuales y periodistas.

Habitualmente, soportamos más de 300 requerimientos informativos permanentes, contenidos en indicios de subversión política ideológica (el más extenso), indicios de subversión económica, indicios de atentado, indicios de espionaje, y otras muchas exigencias eventuales, como la visita de un dirigente a determinado lugar del país o el extranjero, el chequeo de un programa económico, una reunión o evento.

Tanta carga de trabajo, hace prácticamente imposible un adecuado desempeño operativo y contradice el axioma de “El secreto del éxito está en dedicarse por entero a un fin”. Y es que, entre otras anomalías, nadie puede retener en su mente, por mucha memoria que tenga, tantas características conductuales de un individuo para determinar si es o no sospechoso de Actividad subversiva enemiga (ASE).

Pero los jefes exigen a sus oficiales que todos los agentes, estén donde estén, tienen que saberse estos requerimientos y además informar sistemáticamente sobre ellos, haciéndose desgastante para todos porque el mando ordena el absurdo que, un agente de penetración ubicado en un objetivo económico, tiene que saberse los requerimientos no sólo de su esfera de trabajo, sino también los de la subversión política.

A raíz de la muerte de Mijaíl Gorbachov, comentábamos que, cuando implosionó la URSS, se difundió en nuestra escuela y entre jefes y oficiales de la Dirección General de Contrainteligencia (DGCI), que el líder soviético había sido reclutado por el MI6 (Servicio de Inteligencia británico) y que fue orientado a desmantelar el socialismo, unido a que los servicios otanistas (OTAN) habían trabajado en coalición, logrando reclutar a más de 500 altos oficiales del KGB activos en ese período.

"Entonces, nos creímos aquella versión, pero ahora sabemos que fue la máxima dirigencia política quien ordenó aquella de cortina de humo, hacia lo interno de la DGCI, para justificar el enorme fracaso de ese sistema".

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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