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Régimen cubano niega denuncias por golpizas a presos políticos de la isla

Se desentiende de los abusos contra los presos políticos Maikel Mediaceja Ramos y Yosvany Rosell García Cazo.

Maikel Mediaceja Ramos/ Yosvany Rosell García Cazo. © Facebook/Cubaencuentro/ Yosvany Rosell García Caso
Maikel Mediaceja Ramos/ Yosvany Rosell García Cazo. Foto © Facebook/Cubaencuentro/ Yosvany Rosell García Caso

Este artículo es de hace 1 año

El régimen cubano negó las denuncias hechas por familiares de presos políticos que han sido golpeados en centros penitenciarios de Santiago de Cuba y Holguín.

La Fiscalía Militar de Santiago de Cuba no respondió el reclamo de familiares del preso político Maikel Mediaceja Ramos, quien cumple una sanción de seis años de privación de libertad por los cargos de “atentado” y “lesiones”, por la golpiza que le infringieran el 14 de julio de 2018 en la prisión.

Mediaceja Ramos contó este domingo a Radio Televisión Martí, a través de una llamada grabada por un familiar, que el 14 de julio de 2018 varios reos pertenecientes al “Consejo de Reclusos”, lo sacaron de su celda y le propinaron una paliza que lo dejó con dos costillas y un dedo fracturados.

Captura Facebook/Mailín Rodríguez Sánchez

El miembro de la Unión Patriótica de Cuba aseguró, además, que las autoridades penitenciarias de la cárcel de Boniato, donde se encuentra, cambiaron el certificado de lesiones para esconder las lesiones ocasionadas por los golpes.

También refirió que las quejas de sus familiares solo han conseguido que él pierda, temporalmente, sus beneficios a la llamada telefónica o al pabellón conyugal.

Puntualizó al citado medio que tampoco sus agresores han sido castigados.

“La dirección de la prisión, encabezada por el teniente coronel Alain Rivero Montero es cómplice de la golpiza que me dieron y de la falsificación del certificado médico”, sostiene el preso político en la llamada compartida por el citado medio.

Una situación situación similar denuncia el preso político del 11J en Holguín, Yosvany Rosell García Cazo, participante en las protestas del 11 de julio en Holguín, quien fue golpeado y trasladado a una celda de castigo por vestirse de blanco en el primer aniversario de esas protestas masivas.

“En una carta que Yosvany hizo pública, narra que lo metieron en una oficina, lo empujaron, y en el piso, le pegaron y patearon en la cabeza. Yo fui a la delegación de Cárceles y Prisiones de aquí, de Holguín, a formular una queja”, declaró Mailín Rodríguez Sánchez en el referido reporte de Radio Televisión Martí.

“Allí me dijeron que tenían información de que mi esposo no había sido tocado en ningún momento”, puntualizó Rodríguez Sánchez, esposa de Rosell García Cazo, quien cumple 15 años de privación de libertad por el delito de sedición en la cárcel El Yayal, de Holguín.

Este sábado también ella compartió en Facebook una carta de Yosvany en la que detalla la violencia sufrida en la cárcel cuando decidió vestirse de blanco.

El preso político narró en su misiva que “(...) aproximadamente 10 esbirros iniciaron la violencia física contra mí, aplicando técnicas de luxación, golpes a mano abierta para no partir, ahorcamiento, y se paraban con sus botas encima de mi cabeza, manos y pies, contra el piso. En medio de ese acto de cobardía, me pusieron la ropa de preso, me esposaron hasta donde el hueso no permitía cerrar más las esposas, y me llevaron para la compañía sin ninguna de mis pertenencias”.

García Caso fue el manifestante del 11J que más elevada petición fiscal enfrentó en Cuba durante los turbios juicios contra los detenidos. La Fiscalía le solicitaba 30 años de cárcel.

Es un joven herrero de 33 años y padre de tres menores de edad, y una de las más de 140 personas acusadas de sedición, un delito contra la Seguridad del Estado por el cual los tribunales de la isla finalmente lo condenaron a 20 años de prisión. Tras la apelación, la sentencia final bajó a 15 años.

Tras lo que ha considerado una gran injusticia en su contra, el holguinero ha reiterado en varias ocasiones que no se arrepiente de haber salido a las calles el 11J.

"Yo en lo más mínimo me arrepiento de nada. ¿Cómo podría arrepentirme de querer ver a mi país libre de una dictadura comunista, que nos tiene sumergidos por más de 60 años en extrema miseria, y violando todos nuestros derechos humanos? Ese bendito 11 de julio no sólo marcó un antes y un después del inicio del fin del comunismo en Cuba, también nos mostró el peor rostro de la dictadura", sostuvo en una carta publicada en marzo pasado.

Tras la golpiza y encierro en una celda de castigo, Yosvany inició una huelga de hambre que depuso a más de diez días de iniciada.

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