Aurora Basnuevo Hernández (Matanzas, 1938-La Habana, 2022) acaba de enlutar la escena cubana; dejando huérfanos a millones de admiradores, que disfrutaban de su autenticidad sin vulgaridades ni estridencias porque los grandes provocan carcajadas y llantos con la sobriedad de Katherine Hepburn y la gracia de Charles Chaplin.
Muchos cubanos la recordarán por sus papeles de Estelvina en Alegrías de sobremesa, joya radial, y los berrinches que le metía al sargento Arencibia en San Nicolás del Peladero. Pero Aurorita era mucho más que la Mulatísima, como demostró en el corto Adela, de la mano de Humberto Solás, y en el grupo de teatro Rita Montaner.
El cine cubano vivió de espaldas a una de las mejores actrices, capaz de asombrar al público en sus duelos dramáticos con la mismísima María de los Ángeles Santana, otra grande de Cuba.
Los cubanos aliviaron sus penas con Aurora Basnuevo, aunque muchos no supieron hasta fechas recientes su pesar por tener un hijo enfermo crónico, al que cuidó con amor y esmero, incluso cuando Mario Limonta padeció de alcoholismo.
Estelvina fue un torrente energético, una mujer rellolla y dicharachera, tierna y picarona que -cada tarde- estremecía Cuba desde Radio Progreso, sin una mala palabra, sin un mal gesto y haciendo equipo con Rita (Marta Jiménez Oropesa), Paco (Idalberto Delgado), Alejito (Wilfredo Fernández) y el Encargado (José Antonio Rivero), entre otros.
Su sentido del humor, auténticamente popular, no necesitaba de más ingredientes que palpitar al ritmo de la calle, volcar sus eufonías en las ondas y armarse con sombrero y paraguas plegado para tirarse pullas con la Santana y poner en aprietos a Sandalio, el vola'o y al temido jefe del tercio táctico de la Guardia Rural.
Este lunes habrá fiesta en el cielo, con la llegada de una mujer bondadosa y solidaria, discreta y apasionada que, durante años, contó una Cuba que aún resiste los embates de la vulgaridad y chabacanería, que nada tienen que ver con el humor del bueno, como el que hizo todo el tiempo y que cada lunes se asoma hoy a la televisión cubana con Vivir del cuento.
Quienes saben de sonrisas y lágrimas, aseguran que es más difícil hacer reír que llorar, y Aurora Basnuevo, en ambos trances, era una referencia. ¡Arriba el telón!, que llegó la Mulatísima preguntando por Candita Quintana y Alicia Rico; sabiendo que la dramaturgia cubana quedó a salvo con Beatriz Viñas, Maridelmis Marín y Yuliet Cruz.
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