Un barco en Ciego de Ávila se pudre en el patio de una antigua fábrica, tras haberse invertido en su restauración más de un millón de pesos, según denuncia trascendida en redes.
“Hoy, este millón de pesos ve pasar el tiempo a la intemperie en el patio de lo que fuera la fábrica de tubos de fibra de vidrio en Ciego de Ávila y la obra civil realizada como parte del proyecto envejece y se deteriora sin utilidad alguna”, expone en su perfil del Facebook el realizador radial avileño, Eduardo Rodríguez Campanioni.
También apunta que “es muy lamentable ver cómo se destinan recursos materiales, humanos y financieros en obras que al final no se revierten en bienestar público, en un país donde cada centavo resulta imprescindible para mejorar la vida de sus habitantes”.
Asimismo, considera que Ciego de Ávila es “un mal ejemplo de cómo no se administra de forma correcta lo poco que tenemos”, tras recordar otros ejemplos de “obras millonarias” ejecutadas en ese territorio sin ninguna utilidad en la actualidad.
Entre esos ejemplos Rodríguez Companioni mencionó al “Aeropuerto Internacional Máximo Gómez Báez, cuya infraestructura el tiempo deteriora sin piedad; la Terminal de Azúcar a Granel de Palo Alto, obra multimillonaria de la que hoy solo queda un viejo espigón, y el Pedraplén Sur, obra ingeniera que llegó a caminar 10 kilómetros sobre el mar con sus respectivos puentes y de la hoy solo queda el recuerdo”.
Además, dijo que es penoso que una provincia tenga un Hospital provincial que se comenzó a ampliar en 1978 y aún está sin terminar.
“El bloqueo nos afecta, las malas decisiones también”, consideró, también, el realizador, quien añadió que el referido barco, fue dado de baja del turismo en marzo de 2019 y en abril de ese año sería una de las atracciones del Parque de la Ciudad de Ciego de Ávila, como barco restaurante.
En agosto de 2020, un reporte del diario oficialista local Invasor se refería a este barco como el “Titanic Avileño”, porque nunca pudo navegar después de ser restaurado, ya que zozobraba cada vez que intentaba zarpar de su muelle en el lago artificial La Turbina, ubicado en el referido parque de la capital de esa provincia.
Según el citado medio, a la Empresa Municipal de Gastronomía le costó adquirirlo 250,000 pesos, además de los costos que pagó por las reparaciones hechas por la Unidad Empresarial de Base Indalecio Montejo, que fue la encargada de restaurar el barco que en sus tiempos operó al servicio del turismo en en la cayería Jardines de la Reina, al sur de Ciego de Ávila.
En total, los costes de compra y restauración superaron el millón de pesos, que ahora se convierten en chatarra en un viejo patio de la ciudad avileña.
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