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Basura rodea a Monumento a los Ocho Estudiantes de Medicina en La Habana

“Duele ver basuras en un lugar que debe ser de eterno culto de los cubanos", denunció Santamaría.

Basura en Monumento a los ocho estudiantes de medicina en La Habana. © Facebook / Carlos A. Santamaría
Basura en Monumento a los ocho estudiantes de medicina en La Habana. Foto © Facebook / Carlos A. Santamaría

Este artículo es de hace 1 año

El Monumento a los Ocho Estudiantes de Medicina, en La Habana, erigido para reivindicar a sus víctimas y para que uno de los crímenes más atroces del colonialismo español no fuera olvidado, está abandonado en la insalubridad.

La denuncia la hizo el doctor Carlos A. Santamaría en su perfil de Facebook el domingo último y fue replicada por el medio estatal Tribuna de La Habana, con las fotos que compartió el galeno en redes sociales.

“Duele ver basuras en un lugar que debe ser de eterno culto de los cubanos: el Monumento a los ocho estudiantes de Medicina asesinados durante la época en que éramos colonia de España”, denunció Santamaría.

Las fotos muestran el sitial inundado en agua sucia en la que flotan papeles, bolsas y botellas de plástico, así como ramas de árboles y otras inmundicias.

Al frente, el mar y a un costado se levanta majestuoso el Hotel 5 estrellas Paseo del Prado, en la misma intersección de las calles Prado y Malecón, con sus alrededores impecablemente limpios y despejados.

El Monumento a los Ocho Estudiantes de Medicina fue erigido en 1890 por gestión de Fermín Valdés Domínguez para limpiar el nombre de sus hermanos caídos el 27 de noviembre de 1871.

Captura de Facebook / Carlos A. Santamaría

Ese día, en la explanada de la Punta, eran fusilados ocho jóvenes cubanos estudiantes de Medicina, acusados y condenados a muerte por haber profanado la tumba del periodista español Gonzalo de Castañón, algo que más tarde se probó que no fue cierto.

Víctimas del Cuerpo de Voluntarios de La Habana, instigador y artífice del crimen, los jóvenes Carlos Verdugo, Ángel Laborde, Anacleto Bermúdez, Pascual Rodríguez, Eladio González, Carlos de la Torre, José de Marcos Medina y Alonso Álvarez de la Campa, murieron atravesados por las ráfagas del pelotón de fusilamiento del Ejército Español.

El olvido en el que el actual gobierno ha sumido a ciertos hitos históricos, y a la sociedad toda, se extiende por todo el país y es visible a cada paso.

El hotel Isla de Cuba, inaugurado en 1888 en calle Monte entre Aponte y Cienfuegos, Centro Habana, se ha convertido en vertedero y urinario público, en octubre un usuario en redes sociales.

También abundan los reportes de basureros en las inmediaciones de hospitales, como el Pediátrico Pedro Borrás Astorga en la barriada del Vedado, sobre el cual el activista cubano Juan Antonio Madrazo Luna denunció, a inicios de este mes, la falta de higiene durante más de 15 días.

Algunos círculos infantiles, así como las más céntricas arterias de la capital, y de otras ciudades de Cuba parecen tener el mismo problema, a juzgar por los reiterados reportes de vertederos y aguas albañales que crecen en lugares densamente poblados.

La desidia gubernamental se excusa en la falta de combustible y no busca soluciones para frenar el consiguiente efecto negativo en la salud pública y en la convivencia de quienes deben lidiar a diario con el mal olor y el abandono de las calles.

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