Antonio Mazzorana, quien se suicidó tras asesinar a tiros el pasado jueves a su esposa, la cubanoamericana María Cristina Fernández, directora ejecutiva del Hospital de Coral Gables, podía haber estado atravesando problemas de salud mental.
Fuentes policiales aseguraron a El Nuevo Herald que Mazzorana, de 62 años, podría estar padeciendo problemas de salud mental y que, recientemente, había dejado entrever la posibilidad de suicidarse.
Mazzorana enfrentaba el desempleo después de diciembre y, por esta razón, había hecho algunos comentarios llenos de angustia a familiares. Estaba preocupado, además, por la posibilidad de tener cáncer, aunque no se le había diagnosticado, refiera la nota de El Herald.
Asesinó a su esposa mientras dormía y dejó una nota de suicidio donde especificaba los motivos.
El asesino era directivo de una compañía llamada AMF Healthcare Partners, LLC, aunque la naturaleza de su trabajo no ha trascendido.
Asimismo, el matrimonio planeaba mudarse de la casa donde ocurrió el asesinato, que había sido recientemente reparada.
De acuerdo con esta información, el incidente ha sorprendido a quienes eran cercanos a esta aparentemente funcional pareja.
La noticia del asesinato y suicidio se conoció el jueves pasado luego de que a las 11:45 una llamada telefónica de la hija de la pareja alertó a la policía sobre un tiroteo ocurrido en una casa del vecindario de Schenley Park, cerca de SW 57 Ave. y 34 Street.
La hija adulta de Jiménez no pudo comunicarse con su madre durante dos días, por lo que fue a la casa de su madre poco antes del mediodía. Al llegar vio los dos autos de la pareja parqueados en la entrada, y cuando nadie abrió la puerta llamó a la policía.
Luego del suceso, Iván Mazzorana, hermano del agresor, declaró estar muy sorprendido y en shock por lo sucedido.
“No podía creer lo que estaba escuchando. Mi mente me llevó a un lugar triste, más allá de toda comprensión. Mi hermano era una persona muy trabajadora. Estaba muy ocupado y tenía mucho éxito. Su esposa también era una persona muy exitosa”, dijo Iván.
“No vi que mi hermano estuviera deprimido. Sé que tenía algunos problemas con su trabajo, el contrato en el que estaba trabajando estaba llegando a su fin, pero no tenía ningún problema financiero”, añadió Mazzorana sobre su hermano.
A la víctima, el hermano del agresor la definió como “un alma encantadora”, una persona amigable a quien sus compañeros la respetaban mucho.
María Cristina Fernández, de 67 años, comenzó trabajando como una interna en el Hospital de Coral Gables, en donde fue ascendiendo con el tiempo, hasta convertirse en su principal ejecutiva en 2017.
En el ascenso profesional de una carrera de 35 años de experiencia influyó que cuando era directora de operaciones en el hospital, contribuyó a que el centro obtuviera el sello dorado de la Comisión Conjunta de aprobación para los reemplazos totales de cadera y rodilla.
Los colegas de la víctima han manifestado tristeza por lo sucedido.
Rebeca Sosa, ex comisionada de Miami-Dade que forma parte de la junta del Hospital de Coral Gables, dijo a El Nuevo Herald que Jiménez era una persona generosa con su tiempo y una jefa muy popular.
“Todo el mundo la quería. Cualquiera podía llamar a Cristina para que ayudara a alguien, porque siempre estaba dispuesta a hacerlo”, comentó.
María Cristina Jiménez era abuela y disfrutaba cocinar en su tiempo libre, según el reporte de El Nuevo Herald.
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