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Tres años de la muerte de tres niñas por derrumbe de un balcón en la Habana Vieja

El portal independiente CubaNet compartió fotos de la esquina de Águila y Revillagigedo, que permiten ver que la edificación fue arreglada, no así las casas y edificios de los alrededores.

Lugar donde ocurrió el derrumbe del balcón © Cubanet
Lugar donde ocurrió el derrumbe del balcón Foto © Cubanet

Este artículo es de hace 1 año

Este viernes 27 de enero se cumplen tres años de la muerte de tres niñas cubanas al caerles encima un balcón en La Habana Vieja, un trágico hecho por el que ninguna persona natural o jurídica ha respondido.

El portal independiente CubaNet compartió en su cuenta de Twitter fotos tomadas de la esquina de Águila y Revillagigedo, que permiten ver el estado actual de la construcción.

"La edificación fue arreglada. Sin embargo, al día de hoy así lucen varias casas y edificios en los alrededores de la zona", señala el autor del tuit.

La tarde del lunes 27 de enero de 2020 tres niñas de entre 11 y 12 años, alumnas de sexto grado, perdieron la vida cuando volvían a sus casas tras salir de la escuela primaria Quitín Banderas y un balcón se desplomó sobre ellas.

"Varios vecinos del edificio se habían quejado de que el derrumbe había sido producto de negligencias, pues el edificio lo habían comenzado a demoler desde la parte trasera, y no pusieron avisos de peligro ni acordonaron el lugar para así evitar accidentes como este", precisó CubaNet este viernes.

Las víctimas se nombraban María Karla Fuentes y Lisnavy Valdés Rodríguez, ambas de 12 años, y Rocío García Nápoles, de 11 años.

María Karla falleció al instante y sus amiguitas en el hospital poco después. Estas dos últimas eran hijas únicas de sus padres.

Sus trágicas muertes fueron recordadas también por la organización jurídica independiente Cubalex.

Un año después del suceso, Gloria de las Mercedes García Noyola, madre de la pequeña Rocío, relató a Diario de Cuba que vive prácticamente recluida, con salidas esporádicas a la iglesia "para las misas a mi hija", y que su fe le ha permitido sobrellevar el luto y el dolor que implica buscar justicia para el caso.

"Era mi única hija y este dolor tan hondo que estoy sintiendo nada lo podrá aliviar. Quizás otras madres puedan decir o explicar más, porque lo que yo hice fue refugiarme en mi casa y en mi dolor", confesó.

Gloria agradeció el apoyo "de muchas personas que se han acercado con buenos sentimientos y sin otro interés que respetar nuestro dolor", y a la pregunta de si la habían indemnizado, respondió que "preocupación sí hubo, pero indemnización, ninguna".

"Hasta ahora, lo único que se ha hecho por mi hija fue pagar la cremación. Aunque es justo decir que funcionarios del Gobierno me han ofrecido las respuestas que he pedido. Lógicamente, si una no se acerca, no te dan las respuestas. Tienes que estar interesada para que te puedan responder. Al menos yo no tengo quejas, hasta el momento, y lo que estoy esperando es que Dios ponga su mano", dijo.

Días después de la tragedia, una tía de Lisnavy Valdés desmintió que hubiera ninguna señal de advertencia sobre el peligro de derrumbe en la zona donde se desplomó el balcón.

También reveló que las tres menores estaban ensayando para un homenaje a José Martí y fueron a comprar helado cuando cruzaron la acera por debajo del balcón.

Contó que la propia madre de Lisnavy levantó los escombros y sacó a su hija en brazos para correr con ella hacia el hospital, donde fallecerió.

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