Aunque el gobierno de Villa Clara decidió topar los precios de unos 20 productos agrícolas, algunos vendedores ignoraron la decisión y continuaron comercializando según las exigencias del mercado, es decir, bajo oferta y demanda.
La medida entró en vigor el pasado viernes y aunque el objetivo es controlar la inflación y el precio de productos altamente demandados, como arroz, tomate y plátano, entre otros, no todos la cumplieron, según informó el periódico oficialista Vanguardia.
Francisco Quintana Pichardo, funcionario del gobierno provincial, reconoció tras un recorrido realizado este fin de semana que los precios siguen elevados y tanto la población como los productores desconocían las medidas.
Asimismo, hubo quejas por parte de la ciudadanía por la poca diversidad de productos, la calidad de lo que se vende en locales estatales y la poca diferencia de precios.
"Los precios están algo diferentes, pero no hay arroz ni harina. La col cuesta 18 pesos y en el Estado, 16.80 pesos, pero en este último no está fresca", dijo un jubilado.
Otro ciudadano enfatizó que, aunque se hace necesario bajar los precios, también es importante "proteger al campesino", quien está obligado ahora a vender sus producciones a precios impuestos por el gobierno, sin tener en cuenta lo que se invirtió para obtener una cosecha.
"Le compro el plátano, la yuca a los campesinos y vendo aquí en la feria de Santa Clara y en Quemado de Güines. Quisiera que los precios bajaran más para que el pueblo comprara", dijo el administrador de una placita perteneciente a una cooperativa estatal.
Aunque el oficialismo no quiere referirse a la medida como "precios topados", sino que son "concertados", la realidad es que se impuso un límite a la cantidad de dinero que se puede obtener por la venta de esos 20 alimentos, y prohibieron la comercialización de productos fuera del territorio.
La decisión, muy habitual en las autoridades cubanas, genera más déficit, porque no estimula a los productores, sobre todo en medio de la crisis general que atraviesa el país y con falta de recursos e insumos para hacer más rentable las cosechas.
Otras provincias cubanas se han sumado a la campaña de topar precios, a pesar de las advertencias hechas por economistas cubanos y las consecuencias que tuvo en el pasado más reciente el imponer precios al sector productivo.
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