La red de estaciones del Servicio Sismológico Nacional de Cuba registró un sismo de 4.9 en la escala de Richter, cuyo centro estuvo localizado a 165 kilómetros al sur-sureste de la localidad de Caimanera, en la provincia de Guantánamo.
El evento, registrado a las 5:11 am (hora local) de este martes a una profundidad de 10 kilómetros, fue perceptible en los municipios cabeceras de Santiago de Cuba y de Guantánamo, además de Caimanera.
El sismo -el séptimo perceptible en el país en 2023- tuvo lugar en las coordenadas 18.702 grados de latitud norte y los 74.235 grados de longitud oeste.
No se reportaron daños materiales ni humanos como consecuencia del movimiento telúrico.
El anterior sismo perceptible en Cuba fue de 3.5, a finales de mayo. En ese caso el epicentro se localizó en las coordenadas 19.74 grados de latitud norte y los -75.31 grados de longitud oeste, a una profundidad de 5.0 km y a 32 kilómetros al suroeste de Caimanera.
En marzo, el CENAIS reportó otro sismo perceptible de 3.9 de magnitud, al sur de Santiago de Cuba, sintiéndose, fundamentalmente, en la cabecera provincial, San Luis, Palma Soriano, Mella y Tercer Frente. Tampoco hubo daños materiales ni humanos.
La actividad sísmica en el oriente de Cuba se debe a su ubicación geográfica en una región tectónicamente activa. El país se encuentra en la placa del Caribe, que es dinámica en términos de movimiento e interactúa con las placas de América del Norte y Cocos.
En el oriente cubano, específicamente, se encuentra cerca de la zona donde la placa de Cocos se subduce bajo la del Caribe, acumulando energía que eventualmente se libera como sismos.
La región oriental también cuenta con fallas geológicas activas, como la de Oriente y Cauto-Nipe, que contribuyen a la generación de sismos. Estas son áreas de debilidad en la corteza terrestre donde las placas se deslizan o desplazan, liberando energía en forma de terremotos.
Es importante destacar que la actividad sísmica en el oriente cubano no debe generar alarma, ya que los sismos son fenómenos naturales comunes en regiones tectónicamente activas. Sin embargo, es fundamental que las autoridades y la población estén preparadas y cuenten con medidas de prevención y respuesta adecuadas para mitigar cualquier impacto negativo en caso de un terremoto.
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