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Gobierno cubano promete a vecinos del Hotel Saratoga que volverán a sus viviendas en mayo de 2025

La rehabilitación del colindante edificio de viviendas y de la iglesia bautista son una prioridad y, según el ejecutivo de Miguel Díaz-Canel, "están asegurados los suministros".

Edificio de Prado 609 antes de su demolición, y el gobernante cubano y su primer ministro © CiberCuba - Cubadebate
Edificio de Prado 609 antes de su demolición, y el gobernante cubano y su primer ministro Foto © CiberCuba - Cubadebate

Tres años después de que la explosión del hotel Saratoga afectara a sus viviendas, los vecinos de inmuebles colindantes podrán volver a sus hogares, según prometió este sábado el gobierno de Miguel Díaz-Canel.

El 6 de mayo de 2022, Cuba quedaba conmocionada con la noticia de la potente explosión ocurrida en el Hotel Saratoga de La Habana, que costó la vida a 47 personas, incluidos cuatro menores, y dejó 99 lesionados.

Este sábado, en la reunión habitual con miembros de su gobierno para chequear los procesos de recuperación en el Hotel Saratoga, en la Base de Supertanqueros de Matanzas, y en las viviendas afectadas por el huracán Ian y las fuertes lluvias de junio pasado, el ejecutivo de Díaz-Canel puso fecha para la vuelta a la normalidad de los vecinos de Prado 609 y otros inmuebles aledaños.

Aunque la información publicada en el portal oficialista Cubadebate no menciona la dirección “del colindante edificio de viviendas”, es de suponer que se trate de este edificio, cuya demolición se acometió en mayo, transcurrido un año en el que los esfuerzos constructivos se centraron principalmente en el hotel propiedad de GAESA.

“Se informó de la prioridad en la rehabilitación del colindante edificio de viviendas y de la iglesia bautista, para los que están asegurados los suministros”, indicó el citado medio, precisando que todavía se trabaja “en la puesta en seguridad de las estructuras” del Saratoga.

A mediados de mayo, medios independientes señalaron que se había iniciado la demolición de las viviendas ubicadas en Prado 609. En redes sociales, muchos cubanos especularon con la posibilidad de que ese edificio y otros aledaños no volverían a ser rehabilitados para sus antiguos habitantes y que muy presumiblemente fueran a parar a manos del Grupo de administración Empresarial S.A. (GAESA) para la construcción de más hoteles.

Acorde a lo tratado en la reunión de este sábado y publicado por la prensa oficialista del régimen, los residentes afectados volverán a ocupar esos inmuebles luego de ser restaurados, y las parcelas e inmuebles afectados no pasarán a manos del conglomerado empresarial que controlan los militares del régimen cubano.

“Se informó que tras concluir, en febrero, la puesta en seguridad del edificio vecinal, comenzarán las obras de reconstrucción. Según lo previsto, la inversión quedará lista en mayo de 2025, con un proyecto ejecutivo que fue discutido con las familias residentes, a las que se les informa con regularidad sobre el avance de las labores”, precisó Cubadebate.

Por su parte, el primer ministro Manuel Marrero Cruz señaló que se trata de “una tarea compleja” y llamó a atender las necesidades de estas familias que se encuentran albergadas en la Villa Panamericana “hasta que finalmente puedan regresar a sus hogares”.

“Sobre la Iglesia Bautista, se informó que la puesta en seguridad de la edificación está al 95 por ciento. Está previsto que la obra quede lista en agosto de 2025, incluyendo las dos viviendas que están en el recinto, cuyos proyectos conceptuales también fueron discutidos con sus residentes”, refirió el medio oficialista.

Hasta la fecha

Tras la explosión del Saratoga –de la que todavía no se han presentado los resultados de la investigación que dilucide los responsables de la tragedia- 22 familias damnificadas fueron alojadas en el hotel Las Brisas, del complejo turístico de la Villa Panamericana, en La Habana.

Transcurridas 48 horas del siniestro, 62 personas ya estaban siendo alojadas en dicho hotel, mientras otros damnificados eran acogidos por familiares y amigos en sus hogares. Todos ellos residentes en los edificios de Prado 609, Prado 617, Zulueta 512 y Zulueta 508, inmuebles colindantes al Saratoga.

“Todo se ha perdido, no queda nada de lo que construimos con gran esfuerzo. Hoy solo existe ruina y destrucción y una gran desesperanza e incertidumbre, sin saber cuándo volveremos a esa vida que habíamos logrado con tanto sacrificio”, reconocía con pesar cinco meses después una vecina afectada por la explosión.

En enero, el régimen cubano entregó ocho viviendas a familias que vivían en los edificios de Zulueta 508 y 512, entre Monte y Dragones, dejando a cargo de los damnificados concluir la instalación eléctrica. Las casas fueron levantadas en la calle Vives, entre Carmen y Figuras, en La Habana Vieja.

La explosión del hotel Saratoga afectó un total de 38 viviendas donde residían 95 personas. Además, causó daños en la escuela primaria Concepción Arenal, donde varios menores resultaron lesionados, en el Templo Bautista El Calvario y en el Teatro Martí. La escuela y el Teatro Martí fueron reparados en septiembre de 2022.

Atribuida a una fuga de gas durante su trasvase a las instalaciones del hotel, que se encontraba en operaciones de mantenimiento para abrir luego de estar cerrado durante la pandemia de coronavirus, la explosión movilizó a las máximas autoridades del país y significó un punto de inflexión en la percepción de los cubanos acerca de los negocios hoteleros e inmobiliarios en manos de GAESA.

Pendiente de los resultados de la investigación prometida por las autoridades, la explosión del Saratoga puso el foco en el opaco entramado empresarial gestionado entonces por el general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, quien falleció de un paro cardiorrespiratorio dos meses después del siniestro.

A fecha de hoy, los principales dirigentes del régimen cubano se reúnen para evaluar la recuperación de los daños causados por siniestros y desastres naturales, sin presentar un cálculo económico de los mismos, ni mostrar ante la opinión pública el presupuesto o el monto de las inversiones destinadas para las obras de rehabilitación de los inmuebles afectados.

Hablan de inversiones y suministros garantizados, pero sin que los ciudadanos sepan el cálculo de los daños y la cantidad de dinero necesario para la rehabilitación. Al menos se han comprometido con los daminificados a devolverles sus hogares y sus vidas, tres años después de la tragedia.

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