Manuel Rodríguez Santos (Manolito), de 21 años de edad, es el primer paciente en recibir un trasplante de riñón de un donante vivo no emparentado genéticamente en la región central de Cuba, específicamente de su amigo de la infancia Johnny Rivadeneira Martínez.
Aunque Manolito y Johnny son residentes de la provincia de Sancti Spíritus, la intervención tuvo lugar en el Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras, de La Habana, con una duración de más de tres horas.
Este es “un acto salvador, impagable, de gratitud eterna”, dijo Miladys Santos Denys, madre de Manolito, al periódico oficial Escambray.
Ambos jóvenes pasaron por un proceso de recuperación posoperatorio en el que no estuvieron exentos la fiebre y las infecciones que tuvo el donante, o la incertidumbre por la respuesta de Manolito al nuevo órgano en su cuerpo.
Manolito fue diagnosticado, en 2019, inicialmente con un síndrome nefrótico; luego, la confirmación de una glomeruloesclerosis focal y segmentaria, aseguró la complejidad de la enfermedad.
“Ahí empezamos con la primera parte del tratamiento: seis meses con inmunosupresores y quimioterapia; pero no hubo respuesta”, contó la mamá al referido medio, al tiempo que aseguraba que durante 2019 estuvo ingresado prácticamente durante todo el año en el Hospital Pediátrico de Sancti Spíritus, con múltiples complicaciones”.
Su estado de salud se dificultaba gradualmente. “El deterioro de la función renal se tornó progresivo, hasta llegar a la insuficiencia renal grado cinco; se decidió hacerle una fístula para someterlo a diálisis, y ese tratamiento ayudó hasta que el joven accedió a la diálisis peritoneal continua ambulatoria; método que permitió continuar con el proceso en el hogar.
La vida de Manolito ha estado en manos de varios responsables que trascienden las fronteras espirituanas y se ubican en el Hospital Arnaldo Milián Castro, de Villa Clara y el Ameijeiras capitalino.
Hace seis años, el cubano Carlos Peón Casas, de 51 años de edad, se convirtió en el primer camagüeyano en recibir un trasplante de riñón de un donante vivo emparentado genéticamente, específicamente de su hijo Francisco Javier, de 23 años de edad.
Según informó el periódico local Adelante, la intervención tuvo lugar en el hospital universitario Manuel Ascunce Domenech. Los actos quirúrgicos, de extracción y de implante, duraron alrededor de tres horas y fueron realizados en quirófanos contiguos.
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