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Ruinas del Havana Yacht Club: Desidia comunista contra opulencia capitalista

El régimen lo decomisó, le dijo a los obreros que era suyo, y luego lo dejó destruir ante sus ojos.


La historia de un edificio emblemático de La Habana es perfecta para mostrar la actitud del régimen ante todo lo que lleve esfuerzos, recursos y voluntad de evocar belleza en Cuba.

El Havana Yacht Club fue uno de los lugares más elitistas de la capital cubana en el siglo XX, pero al llegar Fidel Castro al poder, la institución creada con fondos privados fue decomisada.

Havana Yacht Club / Fotos de La Habana

El Estado la transformó en el Círculo Social Obrero "Julio Antonio Mella", para el proletariado. Por años prestaron a los trabajadores el lujoso edificio expropiado, les hablaron de cómo sus antiguos dueños negaban el acceso a personas negras y cómo el comunismo era capaz de poner fin a esas diferencias sociales.

Havana Yacht Club, década de 1960 / Facebook Fotos de La Habana

Sin embargo, el improductivo Estado comunista se quedó sin recursos para mantener el costoso edificio. La opción no fue vender el inmueble a los obreros, ni priorizar allí las inversiones para el disfrute del pueblo, sino dejarlo morir poco a poco, con actitud soberbia, frente a la mirada impotente de la gente.

El régimen dejó que el Havana Yacht Club se convirtiera en un montón de escombros en medio de un paisaje singular. Lo taparon con vallas, muros, prohibieron el acceso público y lo convirtieron en un espacio vacío en el imaginario popular.

Un video de las ruinas del Havana Yacht Club, publicado por Cubanet esta semana, muestra cómo el esqueleto del edificio, que otrora fue considerado una joya arquitectónica de la capital, todavía mantiene su aire señorial y espera un milagro para revivir.

En 2022 se dijo que esta edificación estaba entre los posibles inmuebles de interés para empresarios rusos que desean invertir en Cuba.

La información no fue confirmada, pero en caso de ser así, lo convertirán en otro hotel elitista, de esos que se levantan como por arte de magia en un lugar donde ya nadie recuerda que hubo antes, en un espacio que nadie es capaz de reclamar porque quedó hace mucho fuera del mapa mental de la mayoría de los ciudadanos.

Así operan las estrategias del régimen en el espacio urbano. El patrón se repite una y otra vez, en La Habana y en otros lugares de Cuba.

Si no reconocemos nuestro patrimonio urbanístico, si no somos capaces de rememorar nuestro paso por una calle, nuestra manera de interactuar en un edificio, se crean vacíos, huecos en la percepción del paisaje urbano y surgen lugares carentes de significación que dejaremos poco a poco de reclamar.

Esos espacios son tomados por el poder para desarrollar en ellos sus intereses. Suelen estar en posiciones geográficas estratégicas, alejados de grandes grupos de población y cerca de entornos naturales bonitos.

La pérdida de edificios de interacción social afecta al pueblo. La nación pierde su patrimonio y los cubanos una parte de sus recuerdos, de su ciudad y de su identidad. Todos sabemos quién gana en esta pelea de la desidia comunista contra la opulencia capitalista.

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Gretchen Sánchez

Branded Content Writer en CiberCuba. Doctora en Ciencias por la Universidad de Alicante y Licenciada en Estudios Socioculturales.


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