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La crisis económica y el desamparo que enfrentan muchas familias en Cuba siguen sacando a la luz historias que contradicen la política oficial del régimen de “no abandonar a las personas necesitadas”.
El más reciente caso es el de un niño de tan solo 15 años que, a pesar de tener una traqueotomía, se ve obligado a vender pizzas en las calles de Camagüey para aportar algo de dinero a su hogar.
Yaslin Lorenzo, a través del grupo de Facebook “Ventas por Cantidad en Camagüey”, pidió ayuda para un niño que, según expresó, “con una traqueotomía hecha, anda vendiendo pizza en la calle, tiene 15 años”.
El periodista camagüeyano José Luis Tan Estrada, muy solidario con las familias que atraviesan situaciones de niños trabajando en las calles, informó en Facebook las personas cercanas lo llaman “Tito”.
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“No solo vende pizzas, sino todo lo que puede para mantenerse y ‘ganarse su dinerito’”, indicó Tan.
Además, señaló que Tito “se lo hace todo. Cocina sus alimentos, incluido su puré. Además, no está bien cuidado a pesar de sus condiciones de salud”.
Explicó que le realizaron la traqueotomía cuando tenía cuatro años, tras ingerir accidentalmente sosa cáustica. Posteriormente, intentaron injertarle un pedazo de piel, pero fue necesario intervenirlo nuevamente.
Finalmente, destacó que Tito es muy apreciado por sus vecinos y por quienes lo conocen. No obstante, “vive con familiares en el reparto Nitrógeno en Camagüey, en una situación complicada en su seno familiar”.
El pasado septiembre, la historia de un niño que vendía tamales en las calles de Camagüey conmovió a numerosas personas, generando empatía y solidaridad hacia él y su familia.
En esa ocasión, el periodista Tan denunció este caso en su perfil en Facebook, destacando la cruda realidad que enfrentan muchos menores en Cuba, atrapados en una crisis económica que los obliga a trabajar desde temprana edad.
Roelbis, que es como se llama el pequeño, recibió el apoyo de cubanos, dentro y fuera de la isla, tras conocer su conmovedora historia.
Entre los regalos que recibió Titingo, como cariñosamente le llaman sus allegados, estuvo una bicicleta nueva, la cual esbozó una hermosa sonrisa en el rostro de este valiente niño.
El caso de “Titingo” es un recordatorio de las difíciles condiciones que enfrentan muchos niños en Cuba, pero también de la solidaridad y el compromiso de la gente por hacer la diferencia en sus vidas.
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