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El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel arribó el viernes a Caracas para participar en la XXIV Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), en un contexto marcado por la aguda crisis económica en Cuba y las controversias políticas en Venezuela tras las recientes elecciones.
Díaz-Canel fue recibido en el aeropuerto de Maiquetía por el canciller venezolano, Yvan Gil. Durante el evento, que conmemora el 20 aniversario de la fundación del ALBA por los expresidentes Hugo Chávez y Fidel Castro, también se celebra el bicentenario de la Batalla de Ayacucho, un hito de la independencia latinoamericana, citó el portal oficialista Cubadebate.
A través de la red social X, Díaz-Canel expresó “Llegamos a Caracas, donde reposan los restos del Libertador y de Chávez. Cumple 20 años el ALBA-TCP, y aquí estamos para que sus fuerzas sean invencibles por la unión, como quiso Martí y concibieron Fidel y Chávez la integración”.
El mandatario cubano –que viajó en el – también se reunió con miembros de las polémicas brigadas médicas de la isla en Venezuela.
La visita se produce mientras Cuba enfrenta una de las crisis económicas más profundas de su historia reciente, con desabastecimiento generalizado, inflación y emigración masiva.
En paralelo, Venezuela atraviesa una tensa situación política tras la reelección de Nicolás Maduro, cuestionada por la oposición y acompañada de acusaciones de fraude electoral.
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El evento cuenta con la participación de representantes de otros países miembros del ALBA-TCP, como Bolivia, Nicaragua y naciones caribeñas.
El gobierno cubano calificó al ALBA como una alianza “sin comparación en el mundo”, en palabras respaldadas por Maduro. La “foto de familia” de la cumbre subrayó la unidad del bloque frente a las presiones externas y sus desafíos internos.
La cumbre se presenta como un intento de los líderes de la región por proyectar unidad y afianzar la cooperación en tiempos de adversidad económica y tensiones políticas.
Sin embargo, las críticas por parte de sectores opositores en ambos países cuestionan la legitimidad de los discursos oficiales. En el caso de Cuba, señalan que Díaz-Canel llevó a Caracas el mismo discurso vacío y plagado de consignas que usó en el reciente pleno del Partido Comunista de Cuba.
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