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El cineasta cubano Orlando Mora Cabrera, director del cortometraje “Matar a un hombre”, denunció públicamente lo que calificó como un acto de censura institucional, motivada por causas homofóbicas, durante el 45º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, celebrado del 5 al 15 de diciembre.
En una extensa declaración, el director detalló una serie de incidentes que llevaron a la exclusión de su obra del programa oficial, a pesar de haber sido seleccionado para el concurso de cortos y mediometrajes.
Según Mora Cabrera, las irregularidades comenzaron con el anuncio de la programación. Durante la conferencia de prensa del pasado 20 de noviembre, se incluyó “Matar a un hombre” como parte de la selección oficial, aunque su notificación fue considerablemente más tardía que la de las películas internacionales.
Posteriormente, el 7 de diciembre, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) incluyó la película en su Cartelera Cine y Video, destacándola como una de las recomendaciones del circuito.
Sin embargo, el estreno previsto para el domingo 8 de diciembre no se llevó a cabo, supuestamente por problemas eléctricos en el Multicine Infanta. El director fue informado de que, incluso si el servicio eléctrico regresaba, su película no sería proyectada para no retrasar la siguiente tanda.
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Situaciones similares se repitieron el lunes 9 de diciembre, cuando, a pesar de la presencia de la productora Priscilla Valdez, el cine 23 y 12 permaneció sin servicio eléctrico, mientras el resto de la manzana ya había sido restablecida.
A lo largo de los días siguientes, Mora Cabrera intentó dialogar con las autoridades del festival para garantizar una nueva proyección. El martes 10 de diciembre, se anunció una reprogramación en el Cine Acapulco, pero la proyección fue nuevamente cancelada sin explicaciones claras.
El director continuó sus esfuerzos hasta el domingo 15 de diciembre, cuando constató que “Matar a un hombre” no había sido incluido en el programa del último día.
En su declaración, Mora Cabrera expresó su profunda indignación, insinuando que la censura de su película responde a motivos homofóbicos y al temor que genera su crítica a diversas formas de violencia y dominación en la sociedad cubana.
“Es una cinta más que espera por un espacio para su estreno y circulación nacional. Me entristece que se convertirá en otra película censurada y excluida por las autoridades políticas y culturales cubanas”, afirmó.
El cineasta también criticó duramente al Festival de La Habana, señalando que, pese a su relevancia histórica, se ha transformado en un espacio de censura y exclusión. Denunció el contraste entre la marginación de obras locales y la inclusión de producciones internacionales, calificándolo como un ejemplo de imperialismo cultural.
La denuncia de Mora Cabrera ha reavivado las críticas sobre la falta de libertad artística en Cuba y el control ejercido por las instituciones culturales.
A pesar de los obstáculos, el director se comprometió a seguir utilizando el cine para promover el cambio social y su determinación de buscar nuevos espacios para mostrar su obra.
Este incidente no es un caso aislado en el panorama cinematográfico cubano reciente, cuya expresión se ve mayormente reflejada en los Festivales del Cine que anualmente convoca el régimen.
El pasado año, la Asamblea de Cineastas Cubanos realizó un denuncia por la exclusión de los documentales “Llamadas desde Moscú”, dirigido por Luis Alejandro Yero, y “La Habana de Fito”, de Juan Pin Vilar, del certamen, calificando estas acciones como un "sostenido ejercicio de violencia institucional" contra los creadores
Alejandro Yero señaló que su obra fue censurada por abordar temas incómodos relacionados con la crisis en Cuba y la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Asimismo, en noviembre de 2022, el cineasta Carlos Lechuga denunció la censura de su película “Vicenta B” del propio Festival, alegando presiones del Ministerio de Cultura para impedir su exhibición.
A pesar de las negativas oficiales, la película finalmente tuvo su estreno en la embajada noruega en La Habana en noviembre de 2023.
Estos episodios reflejan una tendencia preocupante de censura y control sobre la producción cinematográfica en Cuba, limitando la libertad de expresión y la diversidad temática en el arte.
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