El gobierno cubano aprobó y pondrá en marcha la eliminación de los subsidios a la canasta básica que se distribuye a través de la libreta de abastecimiento.
"Esto impacta en el presupuesto, estamos buscando los mecanismos y lo iremos implementando poco a poco, producto a producto, pero es un camino que no tiene marcha atrás", dijo el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, durante su intervención en la Asamblea Nacional este miércoles.
Actualizó al plenario sobre el estado de cumplimiento del plan gubernamental diseñado para corregir distorsiones económicas y reimpulsar la economía, un año después de su aprobación en el Consejo de Ministros.
Admitió que los resultados no han cumplido con las expectativas de la población. "Tenemos la insatisfacción de que no se ha avanzado lo necesario", expresó.
El plan incluye políticas de precios y la eliminación de subsidios a productos y servicios básicos, decisiones que Marrero calificó como "complejas" debido a su impacto en el poder adquisitivo de los cubanos y la estabilidad de la moneda nacional.
"Un análisis que concluimos es el de eliminar totalmente el subsidio de la canasta básica, pero el tema es complicado porque no solo habría que subsidiar a personas en condición de vulnerabilidad. Prácticamente a la mayoría de los trabajadores presupuestados sus salarios no les permitiría cubrir esa diferencia", dijo Marrero.
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El precio de los alimentos en Cuba es tan alto que productos básicos como arroz, azúcar, huevos y pan, quedarían fuera del alcance de muchas familias.
Reiteró que el gobierno busca redirigir los subsidios hacia las personas en situación de vulnerabilidad, pero no explican cómo lo harán y reconocen que en esa condición de precariedad económica están la mayoría de los cubanos.
El régimen asegura que tiene un plan para "no agravar las condiciones de vida" en el país. La estrategia será, según Marrero, eliminar gradualmente todos los alimentos subsidiados, una práctica que los cubanos notaron desde hace años.
Este anuncio llega en un contexto de crisis económica en Cuba marcada por una inflación sostenida, escasez de alimentos, de bienes básicos, y un creciente descontento popular.
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