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En las últimas horas, una imagen que muestra a un joven durmiendo en un edificio de Altahabana, municipio Boyeros, presuntamente bajo los efectos de la droga conocida como “el químico”, se ha vuelto viral en las redes sociales, desatando una oleada de preocupación por el muchacho y debate sobre el impacto de las adicciones en la sociedad cubana.
La alarma fue dada por una persona identificada como Pilar Cutiño, quien señaló en redes sociales: “Este niño está durmiendo aquí en mi edificio Los Gallos hace una semana. Consume ‘químico’. Altahabana”.
Asere Backagain, en Facebook, identificó al joven, destacando los efectos que la droga ha tenido en él: “Antes le daba pedales a un bicitaxi, vi en los comentarios que se llama Daniel, o algo así, si mal no recuerdo, 'el químico' le ha destruido la existencia”.
“Es de Altahabana, ojalá su familia pueda hacer algo por él, pero viendo su estado deben haberse saturado de tratar”, subrayó.
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El internauta cuestionó la capacidad del gobierno cubano para enfrentar el creciente problema del consumo de “el químico” entre los jóvenes.
En su análisis, destacó la falta de preparación estatal para abordar este flagelo que destruye a familias enteras y afecta cada vez más a la sociedad cubana: “En este país no hay un centro que tenga servicio de ingreso obligatorio”, señaló, enfatizando la inexistencia de instituciones adecuadas para tratar a las personas afectadas por las adicciones.
Asimismo, denunció las limitaciones de los pocos recursos disponibles, como el centro Mazmorra, que no tiene capacidad suficiente para atender las necesidades de toda La Habana, contando con un número reducido de camas.
“No hay apoyo en absoluto a las familias destrozadas por las drogas. Tienen que aguantar perderlo todo en un país que ha dejado a la mayor parte de sus ciudadanos en la más paupérrima miseria”, añadió, destacando cómo la violencia ejercida por los propios adictos complica aún más la situación.
Según el internauta, las instituciones estatales responden con medidas ineficaces, como multas o arrestos breves, perpetuando un ciclo de sufrimiento.
Además, criticó el papel de la sociedad en general, describiéndola como “ignorante” por arremeter contra las familias afectadas, pero sin tomar acciones como denunciar o exigir soluciones.
“No hay hospitales para ingresarlos, no hay psiquiatras ni psicólogos, ni medicamentos, ni la asesoría necesaria”, subrayó, cuestionando qué opciones reales tienen las familias para manejar estas situaciones.
Por otra parte, señaló la hipocresía en ciertas áreas de La Habana, como en los barrios donde residen militares de la FAR: “Muy cerca de Daniel, hay un barrio lleno de militares de la FAR, pero muchos de sus hijos están en las mismas condiciones. Hacen una recogida, pero los alrededores siguen infectados. Sigue sin pasar nada, mientras la nación cubana cae en una irremediable decadencia”, denunció.
Finalmente, con tono contundente, el mensaje advierte contra interpretaciones ingenuas de la situación: “Y el que tenga una idea más romántica y estúpida, por favor absténgase. Vívalo y después me cuenta la historia”, concluyó, dejando claro que el problema de las drogas no solo afecta a los individuos, sino que refleja un síntoma más de la crisis estructural que atraviesa el país.
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