Este domingo 16 de marzo se cumplen dos meses de la salida de prisión del líder opositor cubano José Daniel Ferrer y en una entrevista concedida a CiberCuba este jueves, el candidato al Premio Sájarov ha hecho balance del proceso de excarcelación que el régimen pactó con el Vaticano y que dio por concluido esta semana; ha reprochado el apoyo de la Unión Europea y Canadá a la dictadura y ha pedido "apoyo real" a Estados Unidos. También ha respondido a sus críticos: "Los que me han calumniado nunca han enfrentado al enemigo como este humilde servidor".
En respuesta a las preguntas de esta plataforma, José Daniel Ferrer ha explicado el proyecto de país que tiene en la cabeza. Según ha descrito, es una Cuba próspera y democrática en la que caben todos, incluidos los comunistas a quienes aclaró que en esa nueva nación podrán defender y divulgar sus ideas, pero advierte que quienes tengan las manos manchadas de sangre y hayan cometido crímenes durante la dictadura tendrán que responder ante la justicia.
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Asimismo, destacó que si el régimen del Partido Comunista de Cuba se mantiene en el poder es gracias al apoyo financiero de Rusia, China, Irán, Corea del Norte y Venezuela, por eso entiende que por el bien del hemisferio Occidental, no basta con sanciones a los funcionarios del PCC, sino que se necesita "apoyo real" para los presos políticos que agonizan en las cárceles; para la prensa independiente y para quienes se dejan la piel trabajando por el proyecto democrático en la Isla.
El líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) cree que protestas como la que tuvo lugar en Río Cauto hace una semana se repetirán por todo el país porque el hambre está haciendo mella entre los más vulnerables, a quienes él ayuda desde su casa en Altamira, en Santiago de Cuba, repartiendo hasta 330 comidas al día. Mientras lo hace, tiene que lidiar con la presión de la Policía política que amenaza a quienes se acercan en busca de un plato de comida y que intenta convencer a beneficiarios de esa ayuda para que delaten quién vende alimentos a Ferrer y poder, de esa forma, decomisar sacos de arroz ya pagados e incluso ollas que se llevan a arreglar a los talleres cercanos.
En la entrevista con CiberCuba, José Daniel Ferrer aprovechó para agradecer la colaboración de cubanos anónimos y otros con nombres y apellidos, como Diazniurka Salcedo, que envían medicamentos y dinero con los que sostener la labor humanitaria del líder opositor cubano en Santiago.
Preguntado por el motivo que cree que llevó a su excarcelación, Ferrer lo achaca a que el Premio Sájarov fue concedido justamente, a su juicio, a los líderes venezolanos María Corina Machado y Edmundo González y por temor a que en 2025 el líder de la Unpacu pudiera llevarse un reconocimiento que ya fue concedido a Oswaldo Payá, Las Damas de Blanco y Guillermo Fariñas prefirieron dejarlo en libertad. Eso explicaría, en parte, que lo hayan soltado. Pero también influye la actitud de la familia, que mantuvo su caso siempre vivo en los medios de comunicación.
Como ya ha dicho en otra entrevista con CiberCuba, Ferrer está convencido de que en cualquier momento puede regresar a prisión por eso aprovecha al máximo las horas del día y pese a los continuos apagones dedica 16 horas diarias a ayudar a los más desfavorecidos y manda un recado a quienes nunca han pisado un calabozo ni un interrogatorio de la Policía política y arremeten contra su decisión de perdonar sólo si de eso depende la libertad de los presos políticos y la libertad de Cuba. Básicamente ha querido dejar claro que su dolor personal no será un obstáculo para conseguir la transición democrática en la Isla, a imagen y semejanza de lo que fue la transición española tras la muerte del dictador Francisco Franco.
En su opinión, quienes no han dirigido una organización opositora en Cuba ni han sufrido golpizas y patadas hasta perder piezas dentales, como las ha sufrido él, no saben lo que es meterse "en sus babuchas" y no deberían arremeter contra él ni llamarle, incluso, "traidor" y "dialoguero".
Le duele al líder opositor no poder dedicar más tiempo a su familia; no haber sido un mejor padre para sus hijos y no poder enseñar a su niño más pequeño a nadar. Cree que ese es su talón de Aquiles, pero nadie puede reprocharle que no haya luchado por la democracia en Cuba.
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