Sandro Castro, nieto del fallecido dictador Fidel Castro, publicó su nuevo intento de promocionar el consumo de una marca de cerveza devaluada en Cuba.
En el video aparece con su personaje de "Vampirach" e interacciona de forma grotesca con varias mujeres jóvenes en un parque de la Avenida Paseo, en La Habana.
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Sandro irrumpe en escena ante cuatro muchachas que beben cerveza y les dice que están en "modo falpismo en acción", sugiriendo intenciones sexuales explícitas y degenerando aún más el tono de sus contenidos.
Al grito de "¡Cristach!", deformación burlesca del nombre de la marca, el vampiro castrista pone en evidencia su verdadera intención: vender a toda costa una bebida mal valorada y rechazada por su propio mercado.
Hay un fetichismo latente en su estrategia. El nieto vampiro sexualiza el acto de beber cerveza y lo asocia a la imagen de la mujer joven como un premio o una consecuencia del consumo. Además, usa la figura del chupa sangre, tradicionalmente cargada de simbolismo erótico, para amplificarlo.
Esta estrategia no es nueva. Desde hace meses, Sandro Castro utiliza la caricatura de su "Vampirach" para promocionar constantemente cerveza en sus videos, apostando por una imagen juvenil, desenfadada y sexualizada que busca ocultar la mala fama de la Cristal, producto estrella de la Cervecería Bucanero S.A..
En 2023, la cerveza Cristal fue ubicada entre las peores del mundo por el sitio especializado BeerAdvocate, uno de los referentes internacionales más respetados entre los amantes de la cerveza.
Tuvo una calificación de 65 puntos. Cristal se posicionó en el puesto 30,174 entre todas las cervezas evaluadas y en el 211 dentro de su categoría de "lager adjunta americana", definida como una bebida de bajo sabor, ligera y producida masivamente con cereales baratos.
El puesto fue una vergüenza, si se tiene en cuenta la tradición de esta marca que otrora estuvo entre las mejores cervezas del mundo.
Las reseñas de consumidores fueron lapidarias: “básica", "pobre”, “sin carácter”, “refrescante solo por necesidad”. Para muchos, beber Cristal es una opción más que una elección, en un mercado cubano que sufre desde hace años una severa crisis de abastecimiento.
Mientras plataformas como BeerAdvocate promueven el respeto a la cerveza, en Cuba la venta de Cristal y el uso de personajes caricaturescos como Sandro Castro para disfrazar la decadencia del producto son apenas otra muestra de un mercado manipulado, donde el consumo no depende de la calidad, sino de la escasez.
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