El Tribunal Provincial Popular de La Habana condenó este martes a un ciudadano a 20 años de prisión por transportar un aire acondicionado enviado desde el exterior que contenía más de un kilo de clorhidrato de cocaína líquida en su interior.
El hecho ocurrió en plena vía pública y fue presentado en la televisión estatal como parte de una serie de "juicios ejemplarizantes" impulsados el régimen cubano, con el objetivo de mostrar mano dura contra los delitos vinculados a las drogas.
Un resumen del juicio fue difundido por Canal Caribe, que insistió en que se realizó bajo la "observancia del debido proceso", aunque no se ofrecieron detalles sobre la identidad del acusado, ni de las condiciones en que fue interceptado el paquete.
Lo que sí quedó claro fue el mensaje: castigo ejemplar, sin discusión ni contexto.
La audiencia se celebró en presencia de otros sancionados por delitos similares que hoy cumplen libertad condicional, en un acto cargado de simbolismo punitivo, más enfocado en intimidar que en prevenir.
Justicia como espectáculo
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Recientemente, otro caso similar se produjo en Cienfuegos, donde un joven identificado como Noel Bibeaux Muñoz fue condenado a ocho años de cárcel por la elaboración y venta de cannabinoides sintéticos conocidos como "el químico".
Los llamados "juicios ejemplarizantes" no son una novedad en el sistema judicial cubano. Han sido históricamente utilizados como herramienta de control político y social, especialmente en tiempos de crisis.
En lugar de abordar las raíces estructurales de la criminalidad -como la pobreza, la marginalidad o el colapso institucional-, el régimen prefiere exhibir condenas públicas, muchas veces sin transparencia, como advertencia general a la población.
Sin embargo, detrás de la fachada de rigor judicial, se esconde la negligencia de un Estado que durante años minimizó el crecimiento del consumo y tráfico de drogas en Cuba.
Mientras las calles se llenaban de sustancias ilegales, especialmente entre jóvenes, las autoridades miraban hacia otro lado. Ahora, frente al descontrol evidente, optan por aplicar condenas desproporcionadas como cortina de humo para evitar reconocer su propia inacción.
Una campaña oportunista y tardía
El endurecimiento de las penas coincide con el Tercer Ejercicio Nacional de prevención y enfrentamiento al delito, una operación masiva lanzada esta semana por el régimen bajo el mando del Partido Comunista, el Ministerio del Interior y otras estructuras del poder.
La ofensiva incluye auditorías, inspecciones energéticas, vigilancia popular y, por supuesto, más juicios públicos.
A la par de los tribunales, la maquinaria mediática estatal acompaña con una narrativa de "mano dura" que busca revalidar la autoridad del Estado en medio de una crisis de gobernabilidad profunda, caracterizada por apagones interminables, inflación desbordada, desabastecimiento y una emigración masiva sin precedentes.
Pero los expertos en derechos humanos advierten que este tipo de justicia escenificada puede derivar fácilmente en abusos procesales, con castigos desproporcionados y ausencia de garantías legales reales.
La politización de los tribunales no sólo no resuelve el problema del narcotráfico, sino que erosiona aún más la credibilidad de las instituciones judiciales cubanas.
¿Solución o propaganda?
Mientras el gobierno insiste en que "en Cuba hay tolerancia cero con las drogas", la realidad es más compleja.
El daño estructural ya está hecho. Miles de familias han sido afectadas por la expansión de las drogas en sus comunidades, sin apoyo psicológico, sin programas de rehabilitación, sin información pública seria.
Los juicios ejemplarizantes, por severos que sean, no detendrán el fenómeno si no se acompaña de políticas integrales de prevención, educación y oportunidades reales para los jóvenes.
En su afán por castigar al último eslabón de la cadena delictiva, el régimen sigue sin tocar a los verdaderos responsables del auge del narcotráfico: redes organizadas que operan con total impunidad y, en algunos casos, con posibles vínculos dentro del aparato estatal.
La historia del aire acondicionado con cocaína podría haber sido una anécdota de contrabando. Pero, en manos del sistema cubano, se convierte en otra herramienta de represión, y de cómo el gobierno intenta reforzar su poder, no resolviendo los problemas del país, sino usándolos como espectáculo.
¿Qué es el clorhidrato de cocaína?
El clorhidrato de cocaína es la forma química refinada y soluble de la cocaína.
Es una sal cristalina (cocaína + ácido clorhídrico) que se presenta generalmente en polvo blanco fino. Se suele aspirar (esnifar) por la nariz, aunque también puede inyectarse si se disuelve en agua.
Entre sus efectos inmediatos está la euforia, el aumento de energía, alerta y la disminución del apetito.
Los secundarios son la ansiedad, paranoia, taquicardia, presión alta, y como consecuencias más graves está la adicción o problemas de salud como infartos, accidentes cerebrovasculares, trastornos psiquiátricos y muerte súbita.
Preguntas frecuentes sobre los juicios ejemplarizantes y la política antidrogas en Cuba
¿Qué son los "juicios ejemplarizantes" en Cuba?
Los "juicios ejemplarizantes" en Cuba son procesos judiciales utilizados por el régimen para enviar un mensaje de advertencia a la población, castigando con severidad delitos como el tráfico de drogas. Estos juicios se presentan públicamente para demostrar la "mano dura" del gobierno, aunque a menudo se critican por la falta de transparencia y por servir más como espectáculo que como solución a los problemas estructurales del narcotráfico.
¿Qué condenas se están imponiendo en Cuba por delitos de drogas?
En los últimos tiempos, las condenas en Cuba por delitos relacionados con drogas pueden ser extremadamente severas, llegando hasta 30 años de prisión, cadena perpetua o incluso la pena de muerte. Estas penas se aplican dependiendo de las circunstancias, como la cantidad de droga, la participación de menores o los vínculos con el tráfico internacional. Además, las sentencias incluyen la privación de derechos civiles y la prohibición de salida del país.
¿Cómo está afectando la política antidrogas del régimen cubano a la población?
La política antidrogas del régimen cubano, centrada en juicios ejemplarizantes, ha sido criticada por no abordar las causas subyacentes del narcotráfico, como la pobreza y la falta de oportunidades. Si bien busca disuadir el consumo y tráfico de drogas, también se observa que no hay suficientes programas de prevención, rehabilitación y educación. Esto ha llevado a un aumento en el consumo de drogas, especialmente entre los jóvenes, y a un clima de temor e incertidumbre en la población.
¿Qué es el clorhidrato de cocaína y cuál es su impacto en la salud?
El clorhidrato de cocaína es la forma química refinada y soluble de la cocaína, generalmente presentada como un polvo blanco fino. Se consume aspirándolo por la nariz o inyectándolo tras disolverlo en agua. Sus efectos inmediatos incluyen euforia y aumento de energía, pero también puede causar ansiedad, paranoia, y problemas de salud graves como infartos y adicción.
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