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La ganadería en el municipio tunero de Jobabo se desmorona tras años de abandono institucional, decisiones erráticas y estrategias sin aplicación, mientras los productores lidian con un rebaño diezmado, escasez de recursos y exigencias que no van acompañadas de respaldo real.
Así lo describe el periódico oficial 26, el cual apunta que, en mayo de 2025, el promedio diario de entrega de leche en el municipio no superó los 2,000 litros, alrededor de un tercio de lo que se acopiaba en el mismo mes antes de 2020.
Las cifras no engañan: la masa ganadera se deteriora con rapidez. Cada año se pierde entre siete y 10 % del rebaño, debido a la escasez de alimento, agua, medicamentos, el aumento de la mortalidad y la sobreexplotación para cumplir planes. A eso se suma el hurto y sacrificio ilegal, sin apenas capacidad para revertir la situación por falta de inversión, genética y tecnología.
Mientras tanto, los ganaderos enfrentan mayores exigencias que otros sectores del sistema agropecuario, pero reciben entre 80 y 90 % menos de recursos. Insumos, atención técnica, equipos, combustible… todo escasea, apuntó el medio de prensa.
La entrega de dos sistemas de ordeño mecanizado, que pudo ser un alivio, fracasó por problemas técnicos y falta de uso real.
La sequía, por sí sola, no explica el desastre. Se sabía que era un riesgo, pero nunca se ejecutaron obras básicas como pozos profundos, estanques o micropresas para aprovechar las lluvias en el corto período que caen y mitigar el impacto de la etapa seca. Tampoco se planificó la siembra de alimentos resistentes.
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“Ahora apenas hay combustible, es cierto, pero cuando la situación no estaba tan “apretada”, no se tuvo tampoco la visión de equilibrar esa distribución para favorecer el entorno pecuario. Salvo escasas excepciones, siempre se ha discutido el combustible para acopiar leche y no para producirla”, argumentó la fuente.
Las decisiones tomadas entre 2017 y 2018 fueron otro golpe. Más del 85% del rebaño estatal fue sacado del municipio, “por decisiones de directivos provinciales, sin tener en cuenta que eso comprometía el desarrollo de la rama en la localidad; y tampoco se hizo algo desde Jobabo para evitarlo”.
Si bien el argumento para tal decisión estuvo en la desatención de la masa ganadera y el panorama de sequía extrema, con un riesgo de mayor mortalidad de la que ya había, “lo que no hicieron los decisores fue, lejos de llevarse las reses, crear las condiciones con recursos, materiales y humanos, para revertir ese escenario”, criticó 26.
Se habló de estrategias de desarrollo en presentaciones con sala llena, pero nunca se implementaron. Año tras año, nuevas estrategias sin seguimiento ni continuidad.
Los únicos estímulos visibles han sido los financieros, pero sin respaldo estructural ni condiciones reales de producción. Subieron precios, pero también los insumos. Se permitió el sacrificio legal, pero la normativa cambiante lo convirtió en una excepción. Lo mismo con los pagos: lentos, parciales o simplemente ausentes.
De acuerdo con el medio de prensa, “durante los últimos 15 años, la única “estrategia” de incentivo que se ha visto para el sector han sido los inflacionarios, los cuales, distantes de tener un impacto positivo real en el incremento del aporte, provocan que se estanque la producción o, incluso, retroceda”.
Por otro lado, se culpa al productor cuando el plan de leche o carne se cae, pero poco se señala a las entidades estatales que no logran abastecer ni una bodega. El control sobre cooperativas es constante, pero nadie rinde cuentas por haber desmantelado estructuras que sí funcionaban, como la fábrica de pienso criollo o las áreas experimentales estatales de pastos y forrajes.
De acuerdo con la publicación, aún existen soluciones si se ejecutan con visión y voluntad. Pero eso pasa por escuchar a quienes producen, rescatar conocimiento técnico, distribuir mejor los recursos y salir de la inercia que ha dejado al sector ganadero de Jobabo al borde del colapso. Mientras no se ensucien las botas quienes deben tomar decisiones, no habrá leche ni carne que valgan.
La ganadería en Cuba enfrenta una crisis sostenida, marcada por la disminución del número de reses debido a fallos en las tecnologías de crianza, déficit de insumos veterinarios y alimentos, deterioro productivo, hurtos y sacrificios ilegales.
La falta de alimentos y forraje, el déficit de insumos veterinarios, el deterioro de la infraestructura productiva y la ausencia de incentivos económicos para los productores han afectado gravemente la cría y reproducción del ganado.
Una fiscalización nacional realizada entre marzo de 2024 y enero de 2025 detectó 181,854 irregularidades en el control de la masa vacuna en Cuba, según informó Yudith Almeida Núñez, jefa del Departamento del Registro Pecuario del Ministerio de la Agricultura (MINAG).
La inspección reveló que actualmente existen 2,914,009 cabezas de ganado vacuno en el país, según dio a conocer el portal oficial Cubadebate.
Campesinos cubanos han denunciado que el robo y sacrificio de ganado continúa fuera de control en los campos de la isla, en medio de la crisis económica y la escasez de alimentos, lo cual afecta gravemente la economía agropecuaria y la seguridad alimentaria.
La provincia de Camagüey, que durante años fue la mayor productora de leche en Cuba, ha visto desplomarse su volumen anual a menos de la mitad de los 92 millones de litros que produjo en 2019, un retroceso no solo numérico, sino reflejo de una crisis estructural donde reina el desorden, los impagos y la falta de respuestas efectivas.
Preguntas Frecuentes sobre la Crisis Ganadera en Jobabo, Las Tunas
¿Cuál es la situación actual del sector ganadero en Jobabo, Las Tunas?
La ganadería en Jobabo, Las Tunas, enfrenta una crisis severa debido a años de abandono institucional, escasez de recursos y políticas erráticas que han llevado al colapso del sector. La producción de leche ha caído drásticamente, y los ganaderos sufren la falta de insumos, atención técnica y recursos necesarios para operar eficazmente.
¿Cuáles son las principales causas de la crisis ganadera en Jobabo?
Las causas principales del colapso en Jobabo incluyen la escasez de alimento, agua y medicamentos, el aumento de la mortalidad del ganado, la sobreexplotación para cumplir planes, el hurto y sacrificio ilegal de reses, así como la falta de inversión en infraestructura y tecnología adecuada.
¿Qué papel juegan las políticas gubernamentales en la crisis ganadera de Jobabo?
Las políticas gubernamentales han sido erráticas y mal implementadas, contribuyendo al colapso del sector. Decisiones como la extracción del 85% del rebaño estatal sin crear condiciones para su desarrollo, el fracaso de las estrategias de desarrollo y la falta de seguimiento y continuidad en las políticas han empeorado la situación.
¿Existen soluciones para la crisis ganadera en Jobabo?
Sí, existen soluciones viables si se ejecutan con visión y voluntad. Esto incluye escuchar a los productores, rescatar conocimiento técnico, distribuir mejor los recursos y salir de la inercia que ha dejado al sector al borde del colapso. Sin embargo, mientras no se tomen acciones concretas, la crisis persistirá.
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