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Tres personas perdieron la vida tras el colapso de un edificio multifamiliar ocurrido esta madrugada en Monte 722, entre Rastro y Carmen, en el capitalino municipio Habana Vieja.
La noticia fue dada a conocer a primera hora de este sábado por el perfil oficialista en Facebook Ransel Londres.
Poco antes del trágico anuncio, la fuente oficialista había indicado que Fuerzas del Cuerpo de Bomberos y de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) trabajaban intensamente en el lugar para acceder al interior del inmueble, donde se encontraban atrapadas tres personas.
Refirió, además, que autoridades del Partido, el Gobierno del territorio, factores comunitarios y vecinos también acudieron al sitio para coordinar y brindar apoyo durante las labores de rescate.
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Hasta el cierre de esta nota, no ha trascendido la identidad de los fallecidos ni tampoco otros detalles relativos a las circunstancias del siniestro.
Este nuevo derrumbe vuelve a poner en evidencia el grave deterioro del fondo habitacional en La Habana, particularmente en zonas históricas como Centro Habana y La Habana Vieja.
Miles de edificaciones presentan daños estructurales, muchas de ellas habitadas por familias que conviven a diario con el riesgo de un colapso.
Mientras tanto, el contraste con la realidad urbana es cada vez más notorio: la inversión pública sigue privilegiando la construcción de hoteles y megaproyectos turísticos, incluso en los mismos barrios donde las viviendas se desploman por falta de mantenimiento.
El aumento de la infraestructura hotelera no se traduce en mejoras para los residentes, que enfrentan condiciones de vida críticas y en muchos casos sin alternativas.
Los derrumbes no son hechos aislados, sino parte de una crisis estructural acumulada durante décadas, agravada por la falta de materiales, el deterioro económico y la desatención institucional.
Cada nuevo colapso deja víctimas, familias damnificadas y un tejido social aún más fracturado.
Monte 722 se suma a una larga lista de tragedias evitables, que reflejan no solo la fragilidad de los inmuebles, sino también la de un sistema incapaz de garantizar condiciones mínimas de seguridad habitacional.
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