Arrestan a recluso durante pase penitenciario por abusar de una joven en Santiago de Cuba

Vecinos y familiares de la víctima, junto a la comunidad en general, han manifestado profunda indignación y exigen justicia sin privilegios para reincidentes de este tipo de delitos.

Momento en que se llevaron al presunto violador Foto © Collage Captura de Facebook/Yosmany Mayeta Labrada

Una presunta agresión sexual ha conmocionado al barrio Veguita de Galo, en Santiago de Cuba, luego de que un hombre beneficiado con un pase carcelario, violara a una joven en plena vía pública.

Según testimonios y un video publicado por el periodista Yosmany Mayeta, el hecho ocurrió cuando el presunto agresor identificado como Rafael (alias “Felo”), hijo de una conocida vendedora de periódicos en la zona, interceptó a la víctima tras seguirla desde la calle 11 del citado barrio.

Captura de Facebook/Yosmany Mayeta Labrada

La atacó brutalmente y, según la declaración de la joven, la violó. La muchacha logró huir como pudo por la calle 15, visiblemente golpeada y aturdida, hasta refugiarse en casa de una vendedora ambulante.

Allí fue asistida por vecinos que alertaron de inmediato a sus familiares.

Poco después, llegaron efectivos de la policía que se llevaron al agresor bajo custodia. Durante su detención, Rafael alegó que la víctima "no era menor de edad", una justificación que causó repulsión en la comunidad.


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Se trata, además, de un caso de reincidencia, pues el agresor cumplía condena precisamente por otro hecho de violación, y había sido beneficiado con un pase penitenciario.

Ese detalle ha provocado una ola de rechazo generalizado y cuestionamientos sobre el sistema judicial y las políticas de reinserción social.

"¡El que viola, que cumpla, sin beneficios ni excusas!”

En el apartado comentarios de la publicación, decenas de internautas se mostraron conmocionados por el hecho y furiosos, porque no entienden cómo alguien con antecedentes por delitos sexuales pudo volver a circular libremente por las calles sin una supervisión efectiva.

“No puede ser que estos delincuentes anden por las calles con pases carcelarios. ¡El que viola, que cumpla, sin beneficios ni excusas!”, declaró un vecino entre gritos de impotencia.

Otro exclamó: “El perro huevero, aunque le quemen el hocico, sigue siendo un peligro”.

Los reclamos de justicia se acompañan de pedidos de reformas legales urgentes.

El caso no solo ha expuesto la brutalidad del crimen, sino también la fragilidad institucional que permite que situaciones así se repitan.

El episodio evidencia las grietas en los sistemas de control penitenciario y pone en duda la efectividad de los mecanismos de reinserción para reclusos peligrosos, sobre todo en un contexto de creciente inseguridad ciudadana.

Además, el suceso ha vuelto a poner sobre la mesa la vulnerabilidad de las mujeres y niñas en entornos sin alumbrado -había apagón en el momento del incidente- sin vigilancia y sin respuestas institucionales contundentes ante la violencia de género.

Un grito colectivo de hartazgo

Los comentarios ciudadanos recogidos en redes sociales expresan un estado de opinión dominado por la rabia, el miedo, la impotencia y el cansancio.

A continuación, se recogen algunos de los puntos de vista más representativos de ese malestar generalizado:

-“Mujeres, despierten. En vez de pasar cursos de estilismo hay que aprender defensa personal"; “Lo malo es que si te defiendes tú, terminas presa. Es un asco la justicia"; “¡Qué falta hace un Bukele en Cuba, Dios mío!”;

-“El país está podrido. Le dan pase a violadores y los presos políticos no pueden ni ver a sus familiares.”

-“Esto ya no es solo en Santiago. Es en toda Cuba, y la ley no protege a nadie.”

-“Aquí los delincuentes tienen privilegios y el pueblo, miedo.”

-“Una vez que un tipo viola, lo hará de nuevo. Eso no se cura con un pase carcelario.”

-“¿Qué hacía un violador reincidente caminando libre en el mismo barrio donde ya atacó antes?”

-“Pido cárcel sin visitas, sin privilegios y sin piedad para estos asquerosos.”

-“Es un acto monstruoso. La pobre muchacha queda marcada para siempre.”

Muchas voces coinciden en señalar que los apagones, la falta de patrullaje y vigilancia, y el desamparo institucional son caldo de cultivo para este tipo de crímenes.

También hay llamados a la autodefensa: “Andar con una aguja y metérsela en la yugular si hace falta” o “tener a mano un spray, aunque sea de perfume, para dejarlos ciegos”.

“A un preso político lo entierran vivo, pero a un violador lo sueltan con pase como si fuera de vacaciones", fue una idea recurrente.

Lamentablemente, este caso no es un hecho aislado, sino un síntoma grave de un sistema colapsado en lo que respecta a prevención, justicia y protección de las víctimas.

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Este artículo ha sido generado o editado con la ayuda de inteligencia artificial. Ha sido revisado por un periodista antes de su publicación.




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