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La publicación de CiberCuba en Facebook sobre las primeras detenciones ocurridas en Gibara, Holguín, tras la protesta pacífica contra los apagones, desató una ola de reacciones de indignación y solidaridad entre los usuarios.
Los comentarios recogidos en las primeras 24 horas reflejan el hartazgo popular ante la represión y la miseria cotidiana en la isla. Decenas de internautas coincidieron en que la protesta en Gibara fue una reacción legítima al colapso de los servicios básicos.
Para muchos, la paciencia del pueblo está agotada: “Por tantas cosas que estamos pasando los cubanos y quieren que uno aguante callado, ¿hasta cuándo hay que seguir aguantando?”.
Otros recordaron que la resignación prolongada ha sido aprovechada por el régimen: “Han estado aguantando por tanto tiempo que los comunistas se creen que eso es normal”.
También hubo quienes describieron la situación como insoportable: “No podemos cocinar, ni lavar, ni dormir… ¿con qué deseos se levanta uno cada mañana si nos acostamos cansados y nos levantamos cansados?”.
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Derechos humanos y libertad de expresión en el centro del debate
Una de las críticas más repetidas fue la ausencia de libertades fundamentales. Los comentarios señalaron que la represión contra manifestaciones pacíficas es una violación directa de los derechos humanos: “Represión contra la libertad de expresión. ¿Dónde está el respeto a ese derecho humano?”.
La mayoría coincidió en que en Cuba no existe libertad de expresión. Para los comentaristas, las detenciones por salir a reclamar servicios básicos evidencian el carácter dictatorial del sistema. “En el único país que detienen a alguien por manifestar que tiene hambre es en Cuba”, señaló un internauta, mientras otro resumió: “Aquí es dictadura pura y dura”.
En medio del torrente de opiniones, varias personas recordaron que la Constitución reconoce explícitamente el derecho a la manifestación, citando el Artículo 56, el cual establece que “los derechos de reunión, manifestación y asociación, con fines lícitos y pacíficos, se reconocen por el Estado siempre que se ejerzan con respeto al orden público y al acatamiento de las disposiciones establecidas en la Ley”.
Reclamo de unidad y liderazgo
Más allá de la indignación, muchos comentarios apuntaron a la necesidad de organización ciudadana. Varios coincidieron en que un liderazgo opositor capaz de movilizar a las masas sería clave: “Cuando Cuba tenga líderes de oposición que sepan mover a la gente no habrá cárceles suficientes para detener a tantos”.
Otros recordaron que la unión es indispensable para lograr un cambio real: “En la unión está la fuerza, del Cabo de San Antonio a la Punta de Maisí”. Al mismo tiempo, no faltaron advertencias sobre la vulnerabilidad de las protestas aisladas, que terminan sirviendo al régimen como excusa para escarmentar y atemorizar al pueblo.
La vida diaria bajo los apagones
Las reacciones estuvieron marcadas por la frustración ante la crisis energética y el desabastecimiento. “No hay comida, no hay medicamentos y vivimos en la oscuridad”, resumió un comentario.
Otros narraron escenas cotidianas de desesperanza: familias que pasan hasta 40 horas sin electricidad, niños sin agua potable y enfermos sin acceso a medicinas.
La indignación también se dirigió contra las prioridades del Estado: “Para meter presos a los que protestan siempre hay combustible, patrullas y policías. Pero no hay gasolina para las ambulancias ni medicamentos en los hospitales”.
Entre la rabia y la desesperanza
El clima de los comentarios osciló entre la indignación y la resignación. “Qué horror, ni protestar se puede, no se puede más aguantar el infierno que vivimos”, escribió un usuario. Otros ironizaron: “Tendrán que detener a Cuba entera”.
Algunos apelaron a la justicia divina: “Solo la justicia divina los condenará uno por uno cuando les llegue el juicio final. Se merecen arder en el infierno”. Otros reconocieron que el miedo sigue siendo un freno: “El apoyo es de nuevo para la calle y no dejar que los detengan, pero la gente tiene temor”.
Un mensaje al régimen y sus fuerzas represivas
Gran parte de los comentarios estuvieron dirigidos a la Policía y a los agentes encargados de la represión. Hubo llamados a recordar que también forman parte del pueblo y padecen las mismas carencias, pero la mayoría lanzó mensajes de condena: “Esbirros, represores, sus crímenes no quedarán impunes”.
El consenso fue que la represión no resuelve nada y solo profundiza la crisis. “Detener no es resolver. La gente pide lo mínimo: electricidad, agua, comida. Eso no es un lujo, es una necesidad básica”.
Un clamor unánime
Más allá de matices, el hilo común de los miles de comentarios fue la solidaridad con los manifestantes de Gibara. “No son delincuentes, solo piden lo que necesitamos todos los cubanos: lo básico para sobrevivir”, resumió otro usuario.
La indignación se mezcló con llamados a la resistencia colectiva. “Cuando Cuba entera haga lo de Gibara no van a poder detener a todo el mundo”, expresó otro comentario que recibió amplio respaldo.
El eco de estas voces en redes sociales demuestra que, aunque el régimen intente imponer silencio con patrullas y arrestos, el malestar ciudadano encuentra cauces de expresión y solidaridad. Como resumió un mensaje en mayúsculas: “¡Estaban reclamando sus derechos!”.
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