Lucía no pudo dejar abandonados a unos cachorros de gatos, de esos que abundan en las calles de La Habana por descuido y la rápida capacidad de reproducción de los felinos. Si otros ciudadanos son indolentes o no existen los mecanismos institucionales para controlar y proteger a estos animales, para la joven Lucía y varios vecinos de un edificio en el barrio habanero de El Vedado, la solución es actuar
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