“Si no puedes con tu enemigo, cómetelo” es la estrategia puesta en marcha en Cuba para combatir al pez león, una especie invasora y depredadora que amenaza el equilibrio del mar Caribe.
Originario del Indo-Pacífico, este pez de líneas naranjas, marrones, negras y cubierto de púas venenosas, se ha convertido en los últimos años en un riesgo inmenso para el ecosistema marino, especialmente para los arrecifes coralinos.
Si pescadores o bañistas entran en contacto con él, pueden presentar dolor, hinchazón o desarrollar una reacción alérgica, por el contacto con las púas.
El pez león fue detectado en Cuba en el 2007, y dos años después ya estaba presente en las costas de toda la Isla.
Predador oportunista, el pez león logra reproducirse a gran ritmo debido a una particularidad: sus púas ponzoñosas espantan a los animales que deberían devorarlo. Ello supone que ni los tiburones se atreven con él.
Países como Costa Rica, Colombia, y en menor medida México, también están estimulando el consumo de esta especie.
Japón degusta desde hace tiempo su carne blanca, rica en proteínas.
En los últimos años, Cuba organiza un torneo anual de pesca del pez león. Salvo en algunas zonas protegidas, donde está restringida la caza furtiva, y este depredador se multiplica y alcanza un tamaño mayor, las poblaciones de pez león están prácticamente diezmadas ahora mismo en las costas cubanas.
Ya en los restaurantes comienza otra campaña para persuadir a los comensales, que tienden a rechazarlo por temor a la alergia que produce el veneno.
Aunque la preparación de este pescado demanda cuidado, cada vez empieza a atraer a más personas.
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