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Fidel Castro envió al Che a Bolivia “para librarse de él”, dice el militar que lo capturó

Según cuenta el militar que capturó al Che, Fidel Castro orquestó el viaje a Bolivia porque el guerrillero ya "representaba un estorbo" para la Revolución cubana.


Este artículo es de hace 6 años

El ex general boliviano Gary Prado, que capturó a Ernesto “Che" Guevara en 1967, afirma que el guerrillero seguía las órdenes de Fidel Castro, quien lo había mandado a Bolivia a inmolarse después de convertirse en un estorbo para la Revolución cubana.

Tras ser detenido un día antes de su fusilamiento en Vallegrande, el Che confesó a su captor que no había sido suya la decisión de viajar a Bolivia. Así lo aseveró Prado en un reportaje reciente para la francesa AFP.

El militar relata que, luego de abandonar sus cargos en el Ejecutivo cubano, Fidel permite que el Che regrese clandestinamente a Cuba. "Tiene una reunión y le arman el equipo de cubanos que le iban a acompañar. El enlace cubano que debía mantener el vínculo con Cuba se va y los deja solos", explica Prado, quien da a entender que al guerrillero lo envían a Bolivia "para librarse de él".

"Lo mandaron a lo desconocido (...) No tenía idea de cómo era Bolivia", agregó Prado, quien aseguró además que en los once meses que el Che operó el medio centenar de guerrilleros en ese país, nunca supusieron un peligro real.

El ejército boliviano entrenó a 650 hombres, con ayuda de Estados Unidos. Pero cuando Prado, comandante de los 'Rangers', capturó al Che, sólo quedaban 17 guerrilleros. "¡No representaban peligro para nadie!", señaló.

"A mi juicio, más le ha servido a Fidel el Che muerto que vivo. Vivo era un estorbo y muerto era el ícono”, destacó.

Al momento de ser apresado, recuerda Pardo, el guerrillero gritó: “No disparen, soy el Che, valgo más vivo que muerto”. Al día siguiente, fue trasladado a la escuela de la aldea La Higuera por orden de La Paz, donde fue acribillado a balazos por el sargento Mario Terán, uno de los muchos voluntarios que se presentaron para la “tarea”.

Entre sus pertenencias, diarios y varios rollos de fotos sin revelar, el Che le encomendó a Prado el cuidado de dos relojes Rolex que Castro les había regalado a los guerrilleros cuando los despidió. Uno era de su amigo Tuma, caído en combate, y el otro, que el Che marcó con una piedra para saber que era el suyo, lo conservó Prado.

Años más tarde, cuando La Habana y La Paz establecieron relaciones en 1983, Prado envió el reloj al ministro del Interior cubano para que se lo hiciera llegar a su familia. "Nunca supe si llegó a la familia", dice.

Prado, que también fungió como embajador de Bolivia en Gran Bretaña y México, lamenta que cincuenta años después solo se le recuerde a él por haber capturado a esta "figura magnificada que no corresponde a la realidad", y no por haber sido uno de los artífices que "ayudó al retorno de la democracia" en Bolivia.

Actualmente, Prado cumple prisión domiciliaria. En una condena que se ha extendido desde hace más de cinco años, el gobierno de Evo Morales le acusa de haber participado en una supuesta operación secesionista de la región de Santa Cruz.

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