Demora en la recogida de cadáveres, en el servicio de crematorio, problemas de espacio en los cementerios o insuficientes flores para las coronas, son algunos de los problemas que un buen número de dolientes padecen en La Habana cada vez que tienen la desgracia de perder a un ser querido. Este reportaje recoge el testimonio de varios afectados que narran sus dramáticas experiencias.
Uno de los entrevistados relata que su hermana falleció de noche y que el entierro fue programado para las 2 de la tarde del día siguiente. Sin embargo, destaca que se dio el caso de que casi tenían que enterrarla y el cadáver todavía no había sido transportado a la funeraria donde la velarían por problemas en la disposición de transporte.
Otro caso es la falta de coronas porque faltaban los “palitos” que les ponen a las flores dentro, lo que acabó convirtiendo las conocidas coronas en ramitos de flores que a pesar de no tener un trabajo manual tan significativo ni empleo de recurso adicional alguno, son cobrados a 50 y 80 pesos.
A ello se suma que a menudo escasean las flores, sobre todo en el ámbito estatal, algo que no suele suceder en el caso de las cooperativas, que tienen mayor oferta y ponen más empeño en la calidad del servicio.
Hace poco más de seis meses fue noticia el testimonio de una familia que comprobó con estupor que les propusieron colocar los restos de un ser querido al exhumarlo en un osario reutilizado, que no había sido previamente limpiado ni desinfectado, y que incluso mostraba el nombre de otro fallecido.
La escasez, las carencias, y la burocracia, hacen que morirse pueda ser doblemente doloroso en Cuba.
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