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Lectores de tabaquería, un oficio que sobrevive en Cuba

Se trata de una tradición que comenzó en el año 1865 con el fin de instruir a los tabaqueros.


Este artículo es de hace 5 años

Tres veces al día los lectores de tabaquería abren sus micrófonos y comienzan a leer frente a una gran cantidad de obreros, una tradición que comenzó en 1865 con el fin de instruir a los tabaqueros cubanos y que en el año 2012 fue reconocida como Patrimonio Cultural de Cuba.

Lo anterior supone que un bueno número de los reconocidos tabacos cubanos, de marcas como Cohíba, Romeo y Julieta, Partagás o Montecristo han sido confeccionados hoja a hoja en las fábricas, mientras los obreros escuchaban todos tipo de textos: noticias, novelas clásicas o policiales y hasta frases célebres.

Este reportaje recoge la opinión de ambas partes. Una de las obreras entrevistadas califica de "privilegio muy grande" tener a una persona que les enseñe y los instruya mientras trabajan.

"Es un trabajo hermoso, único en el mundo. Es el oficio que proporciona cultura, proporciona buenas relaciones y un amplio espectro en la vida de cualquier persona que le guste estar en contacto con la humanidad", destaca un lector de tabaquería con un libro entre sus manos.

Los que se dedican a ese oficio se han vuelto indispensables en las fábricas y para algunos tabaqueros son como un reloj que marca el ritmo de trabajo.

"Es un oficio único en el mundo que hay que defender a capa y espada", concluye otra de las entrevistadas.

Un incremento en las ventas de los tabacos cubanos en China, el tercer mercado tras España y Francia, ha elevado los ingresos globales de Habanos S.A, a un récord cercano a los 500 millones de dólares en 2017, según cifras oficiales.

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