La vida de Diana, una joven periodista cubana, está marcada por la emigración de muchos de sus amigos cubanos.
“He estado despidiendo gente la mayor parte de mi vida”, asegura esta joven que vive en la isla, con cuyo testimonio Rebtel ha querido homenajear, en su campaña Tan lejos, Tan cerca, a tantos cubanos que han visto partir a un ser querido.
Pero de todos, al que más le ha dolido despedir Dania es a Yusniel, 'probablemente el tipo que más la conoce en el mundo'.
Su amistad, que lejos de mermar se ha fortalecido con la distancia, se encuentra estrechamente ligada al baile, pues fue precisamente con él con quien aprendió a bailar casino.
Por eso cuando habla de su amigo y lo que más echa de menos, no duda en referirse al baile.
"A mí me costó mucho trabajo volver a bailar o empezar a bailar con alguien más, porque me había adaptado a la manera en que él bailaba, me agarraba justo en el momento en el que yo me iba a perder para que nadie se diera cuenta", asegura.
Recuerda, no sin emocionarse, la noche en que se despidieron y la singular manera en que lo hicieron: bailando a las tres de la mañana en el Parque Lenon, sin música, movidos solo por la complicidad de su amistad y los muchos años sincronizándose al ritmo de las melodías.
Pero si para ella fue doloroso despedir a su inseparable amigo, que marchaba temporalmente a México con su esposa, peor fue cuando decidieron irse a Estados Unidos definitivamente.
El Negro y la Flaca, como les llamaban afectuosamente sus amigos, han seguido siendo amigos en la distancia.
Cuando conversan, prefieren dejar fuera los temas emotivos, intentan no reparar en la distancia o la nostalgia para aprovechar el tiempo en escucharse.
"Siempre me acuerdo de él, siempre, siempre" dice esta cubana que, como muchos, ha visto alejarse a una de las piezas más importantes de su puzzle emocional y ha tenido que aprender a vivir su afecto desde la distancia.
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