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La penúltima pirueta de Bruno Rodríguez desnuda la cooperación médica cubana

Además de deteriorar la salud pública cubana, dicen que han puesto dinero.

Bruno Rodríguez Parrilla, canciller cubano © MINREX
Bruno Rodríguez Parrilla, canciller cubano Foto © MINREX

Este artículo es de hace 4 años

El compañero Bruno Rodríguez Parrilla acaba de protagonizar una pirueta que le habría supuesto el envío inmediato a la Empresa Consolidada de Otras Tareas Revolucionarias (ECOTRA), si Fidel Castro Ruz viviera y ejerciera el poder.

El principio rector de la política cubana era garantizar la rentabilidad económica y política de cuantas incursiones "solidarias" emprendía en los cuatro puntos cardinales y, si no se conseguía, se abortaban y se emprendían nuevos caminos, incluida la financiación de la subversión continental hasta 1989.

A resultas del lío con Bolivia y, tras la decisión del gobierno interino del país andino de suspender las relaciones diplomáticas con Cuba, el sexagenario Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) cubano saca una declaración torpe como un pestillo oxidado y con un alto costo político.

"No acostumbramos a divulgar lo que nos cuesta la cooperación médica con países porque nuestro pueblo, pese al bloqueo y las dificultades económicas, lo asume con generosidad y altruismo como un deber que ha de cumplirse con modestia.

"Desde el año 2006 hasta el año 2012, Cuba asumió todos los gastos de la cooperación con Bolivia por valor de más de doscientos millones de dólares anuales, lo que incluyó equipamiento médico, medicamentos, insumos y material gastable, sostenibilidad de la brigada cubana, la transportación aérea de los colaboradores y los gastos en equipos médicos. Desde esa fecha, teniendo en cuenta la favorable situación de la economía boliviana, este país asumió los gastos de la prestación de los servicios médicos pero jamás transfirió un dólar a Cuba ni esta recibió ingreso alguno. Simultáneamente, se graduaron de medicina en nuestro territorio 5 184 jóvenes bolivianos, totalmente a expensas de la parte cubana".

Una bicoca: más de 1 400 millones de dólares en siete años, según las cuentas del ministerio.

Estimado señor ministro, ¿cuándo asumieron los cubanos la oportunidad, proporcionalidad y justeza de ese gasto? ¿Se consultó con el pueblo altruista esa decisión política de ustedes, cuándo y cómo? ¿Cuánto habría repercutido ese dineral en la atención médica a los cubanos, muy deteriorada como usted conoce perfectamente?

La declaración de su ministerio es un insulto a la inteligencia y la sensibilidad de los cubanos, incluso de los que aún apoyan al tardocastrismo, pese a estar desamparados por un sistema sanitario que fue admirado en el mundo y que acabó arruinado por la crisis crónica que padece Cuba desde el abandono soviético y el miedo del partido comunista a emprender reformas urgentes.

Pero sigamos desmenuzando el disparate: "Ninguna de las autoridades de facto ha reconocido que, como resultado de la consagración y la conducta profesional y estrictamente humanitaria del personal de salud cubano, cuyo 54% era femenino, se ofrecieron en ese hermano país 77 millones 330 mil 447 consultas, se realizaron 1 millón 529 mil 301 intervenciones quirúrgicas, se asistieron 60 mil 640 partos, se aplicaron 22 mil 221 vacunas y se hicieron 508 mil 403 cirugías oftalmológicas, servicios de los que ha sido desprovisto el pueblo boliviano desde la salida de nuestros colaboradores de la salud".

Siempre habíamos creído que lo que da la mano derecha no debe saberlo la mano izquierda y, ahora, cual pareja despechada por una infidelidad, Cuba aparece echando en cara de Bolivia sus buenas y numerosas acciones. ¿No habíamos quedado que la revolución hacía todo eso gratis y en amore?

A confesión de parte, relevo de pruebas, reza el aforismo jurídico. La nota del MINREX confirma que la supuesta solidaridad no es más que una maniobra de apuntalamiento electoral de sus aliados, mediante el uso de los servicios médicos y educacionales en el extranjero para hacer proselitismo político en favor de Evo Morales, en este caso.

Aquí tampoco consigue el tardocastrismo ser original. La fórmula es de aquellos políticos republicanos que, antes de la revolución, cambiaban cédulas electorales por servicios médicos. ¿Lo recuerda usted, Don Bruno? Así lo contaban en los colegios.

Según avanza la nota, se profundiza la pacatería mental del ideólogo redactor. Se queja del rosario de actuaciones del gobierno interino de Bolivia contra diplomáticos e instalaciones de la misión médica, de la ruptura del convenio del gas, etcétera.

Don Bruno, por favor, os ha pasado en Bolivia lo mismo que en Granada (1983) cuando nadie previó el asesinato de Maurice Bishop y el desastre del Movimiento Nueva Joya, excepto la compañera Lupe Véliz, que hizo un par de informes a los que "nadie hizo caso", contó Fidel entonces.

¿Qué hacían sus diplomáticos en La Paz, jugar al dominó, aprender coros y danzas indígenas? Extraña que un diplomático con las canas de Carlos Zamora, uno de los gallos más finos de la histórica DGI cubana, no previera que el MAS estaba en apuros e informara a La Habana del terremoto que se avecinaba.

¿Qué hacía el Centro de la Dirección de Inteligencia (DI) cubana en La Paz? ¿Abandonó sus líneas principales de Inteligencia Política y Económica? ¿Hay algún irresponsable sancionado por no prever que el hermano Evo iba cuesta abajo en la rodada?

¿Cómo se explica que una casa comprada o alquilada por la Misión Médica de Cuba fuera saqueada, no os dio tiempo a vaciarla, o la quema de nóminas y documentación impidió poner a salvo equipos y vehículos?

¿Establecieron vínculos con otras fuerzas políticas adversarias de Morales, como mandan los cánones, o solo se dedicaron a pastorear a Evo y Álvaro García Linera, a través de Juan Ramón Quintana Taborga?

El señor Carlos Mesa, al que la prensa anticubana pagada por el Partido Comunista de Cuba no ha parado de criticar, está casado con la hija de Antonio Arguedas, el ministro boliviano que envió el diario y las manos amputadas del Che a Cuba.

¿Ningún diplomático cubano ni un oficial de la DI establecieron vínculos con el yerno de un amigo de la revolución, que además, entrevistó cordialmente a Fidel Castro en su viaje a Bolivia, en 1993?

¿Los oficiales de la DI en Bolivia solo intentaban penetrar a la emigración cubana allí?, para que muchos vayan a La Habana, en abril, a rezar junto a Ernesto Soberón por la emigración, porque nación apenas queda con tantos malabares.

Con Isidoro Malmierca Peoli, Manuel Piñeiro Losada, José Joaquín Méndez Cominches y Germán (Luis) Barreiro Caramés estas cosas no solían ocurrir. Parece que en estos ámbitos la continuidad está dudosa.

Los actos fallidos en política son carísimos, pero al menos ya nos hemos enterado de que el tardocastrismo despilfarró más de 1 400 millones de dólares en Bolivia, cuando el pueblo cubano sigue empobrecido y soporta malos servicios médicos y educacionales.

¿Qué pensaría el doctor Mario Muñoz Monroy de tantos disparates si hubiera sobrevivido al ataque al cuartel Moncada, del que dicen José Martí fue su autor intelectual y que hoy cumpliría 167 años.

El Apóstol que avisó: "La verdadera medicina no es la que cura, sino la que previene. La higiene es la verdadera medicina. Más que recomponer los miembros desechos del que cae rebotando por un despeñadero, vale indicar el modo de apartarse de él".

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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