Muchos activistas y miembros de la comunidad LGBTI en la isla se han mostrado inconformes ante la notable exclusión de la diputada Mariela Castro Espín, de la comisión que debe impulsar la reforma constitucional en Cuba.
Aunque es mayormente identificada con la temática de igualdad de género y el apoyo a la comunidad LGBTI, líneas de trabajo que ha priorizado en los últimos años Mariela, la directora del Centro Nacional de Educación Sexual, CENESEX, sin dudas es la voz más autorizada en materia de derechos sexuales y familiares en la isla. Sin embargo, fue excluida de la comisión gubernamental encargada de reformar la constitución cubana.
La hija del General de Ejército y expresidente Raúl Castro, no figura en la lista de 33 asambleístas encargados de reformar la Carta Magna, una relación presentada este sábado por el presidente cubano Miguel Díaz Canel Bermúdez en sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
El objetivo de la reforma constitucional no es otro que actualizar la constitución en correspondencia con las realidades y necesidades que hoy distinguen al país. Y una de esas necesidades, reconocida en varias ocasiones por la propia directora del CENESEX, es el reconocimiento efectivo desde la ley de las diferencias sexuales.
Tras la excusión de Mariela un sentimiento de disgusto fue compartido por muchos de los que acudieron este último sábado a El Mejunje, centro emblemático de la cultura villaclareña, y reconocido como el primer lugar de la isla en acoger de manera abierta una programación para la comunidad LGBTI.
«Teníamos fe en que, si bien quizás no se lograba la aprobación del matrimonio igualitario, al menos se avanzara en el reconocimiento legal de nosotras. Ahora ya no tengo nada que esperar», asegura Rosette, una transexual espirituana que cada fin de semana viaja hasta Santa Clara para convertirse, según dice, en la mujer que realmente es: «En mi contexto familiar y laboral no puedo ni vestirme así, porque me han amenazado con botarme de la casa y el trabajo si lo hago».
La pareja de Rosario, un santaclareño de cincuenta años, igualmente se dice indignado respecto a la exclusión de Mariela Castro: «A ella no la ponen y entonces ponen a muchos de esos obtusos que han venido trabando el paraguas cada vez que Mariela ha querido dar un paso. Es indignante también que las máximas autoridades del país formen parte de esa comisión, cuando en el mundo entero son los expertos en materia legal, conocedores y representantes de los diferentes segmentos populares quienes integran las comisiones para impulsar una ley», argumentó.
Otros, sin embargo, creen que aunque Mariela no conforme dicha comisión se registrarán algunos de los cambios esperados. Hay quienes, incluso, piensan con cierto optimismo que Díaz Canel podría ser un catalizador de las esperadas leyes, pues bajo su ejercicio como secretario del partido en Villa Clara se legitimó El Mejunje y se le dio un apoyo abierto a las minorías sexuales de la que hoy es considerada una de las ciudades más tolerantes y abiertas de Cuba.
De cualquier modo, la exclusión de Mariela Castro toma por sorpresa a muchos, y quizás hasta a ella misma. En la conferencia de prensa que precedió la oncena Jornada contra la Homofobia la legisladora y directora del CENESEX aseguró: «Cuando sea el cambio constitucional podemos presentar todas estas propuestas… la idea principal es no demorarlas en ley nueva e incorporarlas a las que ya existen para que sea más expedito».
En dicha conferencia de prensa igualmente refirió la necesidad de reformar el código penal vigente para incorporar mayores sanciones a los delitos de violencia y homofobia. Temas que, si bien pudieran prosperar sin la inclusión de Mariela en la comisión de marras, con ella dentro podrían tener mejor suerte según opinan muchos.
Es comprensible que algunos como Rosario esperaran con optimismo la inclusión de Mariela en la comisión que reformará la constitución, «pues nadie duda que por su apellido se atreve a actuar más libremente dentro del parlamento, promoviendo o cuestionando propuestas», explicó.
En diciembre de 2013 fue la única diputada que rompió la acostumbrada unanimidad del parlamento cubano para disentir ante una propuesta de Código de Trabajo de estrecho alcance contra la discriminación sexual. En aquella oportunidad recibiría la mediación y el apoyo del también diputado y entonces vicepresidente primero Miguel Díaz Canel Bermúdez.
Ahora, ante la reforma constitucional en curso, más allá del alcance de las modificaciones, es de esperar varios cambios en materia de igualdad de género pues fue un tema consagrado en la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba que siguió al sexto congreso de esa organización política.
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