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Una torpeza de Marco Rubio

Rubio y los que apoyan este tipo de coaliciones negativas parecen ignorar que el único perjudicado con estas maniobras es el cubano de a pie, que pagará más caros los productos que necesita para comer.

Marco Rubio © Flickr
Marco Rubio Foto © Flickr

Este artículo es de hace 5 años

El senador norteamericano Marco Rubio ha sacado adelante una enmienda en el Senado (86-11) para torpedear el comercio agrícola entre agricultores norteamericanos y Cuba, con el pretexto de que no quieren beneficiar a los militares cubanos.

Rubio y los que apoyan este tipo de coaliciones negativas parecen ignorar que el único perjudicado con estas maniobras es el cubano de a pie, que pagará más caros los productos que necesita para comer, pues el tardocastrismo vende a la gente que hambrea alimentos y artículos de higiene con plusvalías de un 300% y eso lo saben el senador de origen cubano y sus socios en la votación.

Cuando Fidel Castro tuvo la opción de comprar pollos en USA, ordenó hacerlo en varios estados para generar un lobby que presionara a la Casa Blanca y el Capitolio a favor del levantamiento del embargo. Eso era la política. La amarga verdad es que la transacción se hacía con un banco dominicano que pagaba al contado, como establece la legislación americana para Cuba, y luego cobraba a La Habana con un 29% de interés a 90 días. Calculen lo caras que salían aquellas alitas de pollo para los cubanos pobres.

Desde hace años, y USA lo sabe, Cuba tiene un sistema de empresas fantasmas en todos el mundo, el último número fiable cifraba en 277 entidades repartidas desde Singapur a Canadá, incluido un banco en la city de Londres, el Havin International Bank. Estructura que ha justificado con su lógica necesidad de burlar el embargo norteamericano, pero que realmente copió el sistema de reventa de cereales norteamericanos que pusieron en práctica los soviéticos.

En 1994, Cuba y USA acordaron reuniones bilaterales mensuales de sus militares (los americanos destinados en la Base Naval de Guantánamo) para cooperar en materias de interés mutuo como incendios forestales, salvamento marítimo, narcotráfico e inmigración ilegal.

Pero lo grave del yerro de Rubio no es que desconozca estos hechos, que los conoce de sobra, sino que manda un mensaje salvador a los duros de La Habana que, a estas horas, se debaten en un forcejeo lógico con los cincuentones de Díaz-Canel intentando atajar el ritmo de las reformas e intentar conservar peso específico en el próximo Consejo de Ministros. Lo hacen por miedo, no porque sean más papistas que el Papa.

Además, duros y moderados usarán la enmienda aprobada por el Senado norteamericano a instancias de Rubio, como elemento de propaganda antiyanqui en la prensa que paga, en foros internacionales y en reuniones bilaterales con gobiernos extranjeros.

El ejército y la iglesia cubana, al margen de sus virtudes y carencias, son las dos únicas estructuras que disponen de una estructura territorial bien implantada en toda la isla y la mayoría de la tropa cubana comparte carencias con sus vecinos, a diferencia de altos jefes y los ejecutivos de GAESA. Por tanto, ambas instituciones son importantes a la hora de trazar el mapa de apoyo a una transición a la democracia desde una potencia como es Estados Unidos de América.

Si Marco Rubio quiere contribuir a la llegada de la democracia a Cuba y no hay porqué dudar de sus buenas intenciones, tendría que promover iniciativas que fomenten el reforzamiento de zonas de confianza y cooperación entre militares de naciones democráticas y militares cubanos.

Las Cumbres de las Américas y las Iberoamericanas podrían ser trampolines adecuados para impulsar el conocimiento entre militares de todas las orillas y que la tropa cubana pueda beneficiarse de las experiencias de sus colegas del continente que han vivido los tránsitos de dictaduras a democracia. Ejemplos sobran.

Y también es importante tener canales de comunicación con los militares cubanos porque Cuba cambiará de sistema político, pero no podrá mudarse, y su posición geográfica y una apertura seguirán haciéndola tierra de paso de una parte del narcotráfico hacia USA y de la trata de personas, donde ya ha habido episodios con chinos y paquistaníes.

La frustración y rabia que ha generado el miedo del Buró Político del Partido Comunista a emprender cambios reales, tras el efecto Obama, puede explicar iniciativas emocionales como la que acaba de protagonizar Marco Rubio, pero la política es otra cosa, sobre todo, cuando está en juego que diez millones de personas puedan comer todos los días.

Castigar al pueblo cubano es lo que hace el tardocastrismo, cobrando alimentos y servicios en una moneda que cuesta 25 veces más que con la que paga salarios y pensiones; y no creo que Marco Rubio esté a favor de castigar a los ya sufridos cubanos, militares incluidos.

La iniciativa se inscribe, además, en una ola de giro en USA y en parte del exilio cubano a favor de mayor dureza contra La Habana. Una opción que es tan respetable como la contraria, pero quizá sería útil que los alentadores del hard new deal tuvieran en cuenta que los duros de La Habana se sienten rearmados con la bulla amenazante y todo lo contrario cuando, desde Washington, tiran naked ball.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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