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10 cosas del carnaval santiaguero que no se olvidan

Existe un mito que dice que, en días de “rumbón mayor”, una persona puede llegar a un concierto de Cándido Fabré, bailar hasta cansarse, emborracharse, dormir y refrescar la embriaguez, levantarse y reincorporarse al carnaval y… Fabré sigue improvisando.

Caraval en La Habana © CiberCuba/José Roberto Loo Vázquez
Caraval en La Habana Foto © CiberCuba/José Roberto Loo Vázquez

Este artículo es de hace 5 años

Es imposible describir con palabras cuán importante es para el santiaguero su carnaval, pues una experiencia tan sensorial, rayana en lo divino, que se siente y no es comprensible para muchos, esquiva los adjetivos del español. El llamado –o mal llamado– Rumbón Mayor es la vida misma de los nacidos en la «tierra caliente», del 21 al 27 de julio.

Esta fiesta popular, considerada entre las más importantes de Cuba, compite con el 31 de diciembre y el primero de enero, pues para algunos santiagueros es cuando realmente se marca el inicio y el fin de un año: en Santiago el carnaval es un antes y un después en casi todo.

Del carnaval se extraña la comida, la música, las áreas… y hay hasta quien le echa de menos 2l mal olor.

Esta es una lista de aquello que más nostalgia le produce al santiaguero.

1- Los bocaditos de cerdo, rositas y frituras de maíz, pizzas camagüeyanas…

La comida de carnaval es ideal para la indigesta y también para el alma, sin olvidar para quien gasta energías arrollando y trasnochando. No hay nada como comerse un bocadito de cerdo, con carne y pequeñas porciones de grasa, y un cuerito por encima crujiente, bien tostadito. Algunos le agregan picante, muchos lo dejan solo con sal.

La boca se hace aguas con esas pizzas, que en días de carnaval todas son camagüeyanas, con carne de cerdo asada dentro, un maridaje perfecto y que, sin embargo, solo es habitual en días de fiesta popular.

Imposible olvidar las frituras de maíz y las rositas. Muchos localizan el puesto donde mejor las hacen y crean un matrimonio culinario que dura los días de fiesta. Pescado y pollo frito, papas, mariquitas, tostones, los “patacones” rellenos, flan de leche… no dejan de estar en la lista culinaria que en esos días llena las calles y le dan un aroma singular.

2- Las áreas del carnaval

Si algo diferencia el carnaval de Santiago de Cuba de cualquier otra fiesta popular del país, es que en la «tierra caliente» el jolgorio cubre una buena parte de la ciudad con diferentes áreas, antes llamadas verbenas.

Eso da un encanto que no encontrarás en ningún otro sitio: el carnaval de Santiago de Cuba se pasa, una buena parte, disfrutando de las diferentes áreas y, a la vez, caminando la urbe, visitando amigos de paso, yendo de un lugar con música grabada a otra con concierto en vivo, etc.

Las verbenas tienen cada una sus propias características. Mientras Sueño es un gran paseo lleno de gente de día y de noche, casi todo con melodías grabada, la intersección de carretera del Morro y Trocha es el llamado termómetro de la música cubana, un lugar que respetan hasta las emblemáticas orquestas nacionales, pues no todas llenan.

3- El carrito de la “salá”

Este es otro invento santiaguero, otro aporte a las fiestas populares y tradicionales, que fue muy famoso décadas atrás y que hoy se intenta rescatar por el gran arraigo que siempre tuvo.

Se trata de un carro con música grabada que, moviéndose muy lento y con los éxitos que realmente sacuden el esqueleto, avanza por las diferentes verbenas atrayendo a personas a que arrollen detrás de él.

4- Éxitos musicales

Si algo siempre ha distinguido el carnaval de Santiago de Cuba es que se escucha y se pone aquello que sea un éxito musical en el momento.

En los últimos años ha sucedido algo muy singular con el reguetón, el trap y otros géneros de moda: y es que en el carnaval se escucha aquello que más suena y muchas veces es lo más censurado en las emisoras del país.

Pasas de una calle a otra, de un área a otra y es casi como si tuvieran las mismas canciones, los mismos géneros. Sin dudas, también forma parte del encanto del carnaval.

5- El área del jurado

La llamada área del jurado es por donde desfilan todos los grupos portadores de tradiciones, cabildos, congas, comparsas, carrozas… que toman parte en el carnaval.

No a todas las personas les gusta esta área, pues muchos prefieren estar al lado de la música, la comida, las actuaciones en vivo, sin embargo, no existe un mejor lugar para ver las congas, por ejemplo, pues aquí son evaluadas por expertos y, por ende, muestran lo mejor de su arte.

Aquí se muestran los gallos tapa'os, se seleccionan las mejores congas, comparsas y carrozas, el mejor corneta china, capero, etc. y cada uno de estos premios, es un estandarte que se exhibe con orgullo durante todo el año.

6- Cerveza de termo

Siempre está “aguá”. Esa es una verdad que no falla, de la misma manera que todos los charquitos de las calles y aceras son de orine, y con fuerte aroma a cerveza de termo o de pipa.

Sin embargo, el carnaval es para beber cerveza y no ron ni otra bebida. Junto con la venta de esta bebida está la “molotera” que se forma alrededor, donde acceder hasta el que la despacha requiere conocimiento integral de todas las artes marciales.

Eso sí, a la hora de comprar la bebida hay que entrar casi como se llegó al mundo, pues nunca se sabe qué te faltará en los bolsillos.

7- Trasnochar y refrescar en la playa Siboney

Para el santiaguero el carnaval empieza después de que termine la novela que transmita la televisión cubana. Antes, es casi horario de la familia, porque el verdadero trasnochador hace su entrada, mínimo, después de las 10 y 30 o 11 de la noche, y es hasta que se agoten las ganas de bailar.

En los últimos años se ha hecho una costumbre entre los jóvenes amanecer en el carnaval y refrescar, a veces la borrachera otras solo para descansar, en la playa de Siboney, principal balneario de la ciudad de Santiago de Cuba.

Hay quien duerme, otros disfrutan del mar, en cualquier forma no hay muchos que repitan el itinerario varias veces durante el carnaval porque realmente es intensa la combinación.

8- Los fuegos artificiales y el asalto simbólico al Moncada

Los días 25 y 26 de julio, en pleno carnaval santiaguero, tienen especial significado y marcan fechas significativas en la propia dinámica de quien disfruta el “rumbón mayor”.

El 25 es el aniversario de la ciudad, el día de Santiago Apóstol, y una jornada donde el carnaval se luce. El 26, cuando se recuerda las acciones del cuartel Moncada, se realiza una actividad especial que es el asalto simbólico.

Se ha vuelto una tradición que los trasnochadores salgan del carnaval, que cesa su jolgorio en la madrugada del 26, para ver, espontáneamente, ese asalto simbólico. Con ansias, además, se esperan los fuegos artificiales que se lanzan el propio 25 y la jornada siguiente. A veces se hace, otras no, pero siempre se aguarda ambos momentos.

9- Cándido Fabré

Carnaval santiaguero sin Cándido Fabré es, cualquier cosa, menos carnaval.

Existe un mito que dice que, en días de “rumbón mayor”, una persona puede llegar a un concierto de Cándido Fabré, bailar hasta cansarse, emborracharse, dormir y refrescar la embriaguez, levantarse y reincorporarse al carnaval y… Fabré sigue improvisando.

10- Carroza de Las Voluminosas

Con los años Las Voluminosas se han convertido en un espectáculo dentro del carnaval santiaguero, y uno que atrae la mirada de miles de personas.

Se trata de un grupo de mujeres de gran peso corporal y muy voluptuosas que se mueven al ritmo de la música. Desde su aparición, la carroza o espectáculo rodante de Las Voluminosas se ha convertido en el más popular del carnaval santiaguero y también el que, literalmente, más se mueve y tambalea dentro de los desfiles.

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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.


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Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.

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