Pese al colapso energético, la escasez de alimentos y la creciente desesperanza de la población, el gobierno local de Bayamo anunció que del 7 al 10 de agosto se celebrarán las llamadas Fiestas Populares, un espectáculo festivo que contrasta brutalmente con el drama diario que vive la mayoría de los cubanos.
Según informó la subdirectora municipal de Cultura, Daylin Calderío Hechavarría, se han diseñado múltiples áreas recreativas en distintos puntos de la ciudad como El Bosque, Zenea, Jabaquito, La 20 de Siboney y La Comercio, a las que se sumará un espacio infantil cerca del ferrocarril, con presentaciones artísticas desde horas tempranas.
Las actividades infantiles incluirán espectáculos de artes escénicas entre las 3:00 y 5:00 de la tarde, seguidos por música tradicional de órgano en la misma zona, de 7:00 a 8:00 pm. Además, el jueves 7 se celebrará la gala inaugural en la intersección de Zenea y Figueredo a las 9:00 pm, informó el periódico oficial La Demajagua.
El sábado 9 se realizará un desfile de comparsas y paseos en modalidad de pasacalle, sin carácter competitivo. Por las noches, los bailables tendrán lugar en El Bosque y en la tarima principal de las calles Zenea y Figueredo, como si el país no estuviera atravesando una de las peores crisis de su historia reciente.
Para muchos ciudadanos, resulta insultante que en medio de la falta de medicamentos, el desabastecimiento de alimentos y los prolongados apagones, el Estado insista en montar espectáculos festivos que maquillan la miseria sin ofrecer soluciones reales.
La llamada “fiesta del pueblo” se convierte así en un acto de propaganda hueca, más orientado a distraer que a aliviar.
Lo más leído hoy:
La decisión de mantener este tipo de eventos, mientras hospitales colapsan, el hambre se agudiza y la represión no da tregua, refleja una vez más la desconexión total entre el aparato gubernamental y las necesidades urgentes de la población. El circo continúa, aunque falte el pan.
En mayo, Bayamo se convirtió en epicentro de protestas ciudadanas que sacudieron la noche con gritos de “¡corriente!” y “¡comida!”, voces que desnudaron la desesperación de un pueblo al límite. Las demandas, lanzadas desde la oscuridad, fueron el eco de un hartazgo profundo, el grito de una población agotada por una crisis económica que no cede y una represión política que no perdona.
Los residentes del reparto Jabaquito bloquearon un puente en protesta, lo que motivó la intervención de patrullas policiales. Asimismo, se reportaron concentraciones en la zona conocida como la "20 de Siboney", en la capital de la provincia de Granma.
Videos difundidos en redes sociales mostraron escenas tensas en la noche del 23 de mayo, en calles como la 16 y la 22, donde los ciudadanos increparon a las autoridades, reclamando electricidad y comida.
Además, los habituales cortes de internet y problemas de conexión en los terminales móviles, una intensa campaña de propaganda en redes sociales oficialistas buscó proyectar una imagen de tranquilidad, diálogo y control absoluto de la situación.
La organización independiente Cubalex informó que varias personas fueron detenidas en el contexto de esa protesta, pero todas fueron liberadas tras firmar actas de advertencia. También fue detenido arbitrariamente el joven Alejandro Salazar Blanco, de 21 años, con amenazas de condena de hasta 10 años de prisión.
Apenas horas después de las protestas, el gobierno de Granma respondió con la organización de ferias de alimentos en varios municipios, como parte de un patrón ya conocido de distribución de productos básicos como paliativo inmediato al descontento popular.
A pesar de las innumerables críticas y del contexto de severa crisis energética que vive el país, y en un acto de malabarismo político, las autoridades mantuvieron la celebración del carnaval en Santiago de Cuba, del 23 al 27 de julio, pero con límite estricto hasta las 10:00 p.m., aplicando aquello de “jugar con la cadena, pero no con el mono”.
También en julio, con un Holguín a oscuras y con escasez de alimentos, el gobierno local organizó la denominada Fiesta Cristal, un jolgorio con cerveza y conciertos que provocó indignación popular por su derroche, oportunismo y desconexión total con la realidad del pueblo.
Preguntas frecuentes sobre las festividades en Cuba y su contexto socioeconómico
¿Por qué se celebran las Fiestas Populares en Bayamo en medio de una crisis?
Las Fiestas Populares en Bayamo se organizan como una estrategia de distracción del gobierno cubano, que busca ofrecer entretenimiento y mantener una imagen de normalidad a pesar de la grave crisis energética y económica que enfrenta el país. Estas celebraciones, que incluyen actividades recreativas y culturales, contrastan con la realidad diaria de la población, que sufre apagones, escasez de alimentos y una represión creciente.
¿Cómo ha respondido la población de Bayamo a estas festividades?
La reacción de los ciudadanos de Bayamo ha sido de indignación y protesta. Muchos consideran insultante que se celebren fiestas mientras enfrentan una crisis de recursos básicos. En mayo, la ciudad fue escenario de protestas motivadas por los prolongados apagones y la falta de comida, reflejando el descontento de un pueblo agotado por la situación económica y social. Las festividades son vistas como un intento del gobierno de maquillar la miseria sin ofrecer soluciones reales.
¿Qué otras actividades similares se han organizado en Cuba durante la crisis?
Además de las Fiestas Populares en Bayamo, se han organizado festivales y carnavales en otras provincias como Camagüey y Santiago de Cuba. Estos eventos, como la Fiesta Cristal en Holguín y la Semana de la Cultura en Camagüey, han provocado críticas y malestar entre la población debido al derroche de recursos y la desconexión con las necesidades urgentes de la ciudadanía. A pesar de la crisis energética y la falta de alimentos, el gobierno cubano ha mantenido estas celebraciones en un intento de proyectar una imagen de estabilidad.
¿Qué medidas ha tomado el gobierno cubano para abordar las protestas y el descontento social?
El gobierno cubano ha respondido a las protestas con represión y medidas paliativas temporales, como la organización de ferias de alimentos en algunos municipios. Sin embargo, estas acciones no han resuelto las causas profundas del descontento, como la crisis económica y energética. La represión de manifestantes y los cortes de internet han sido tácticas habituales para silenciar el descontento, mientras que las soluciones estructurales brillan por su ausencia.
Archivado en:
