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Francisco Javier Cisneros, el empresario cubano que hizo historia en Colombia sin dejar de luchar por la libertad de Cuba

Antioquía (en la cordillera de los Andes) nunca hubiera sido lo que es hoy sin el ferrocarril, y el ruido de la locomotora no se hubiera escuchado nunca en Medellín en 1914 sin que hubiera aparecido por esos lares el ingeniero santiaguero Francisco Javier Cisneros.

Francisco Javier Cisneros © Wikimedia Commons/ Ecured
Francisco Javier Cisneros Foto © Wikimedia Commons/ Ecured

Este artículo es de hace 5 años

Aunque en Cuba muchos no conozcan su nombre, el empresario y patriota cubano Francisco Javier Cisneros será recordado siempre en Colombia como una de las más importantes figuras de la ingeniería y el trasporte ferroviario, en especial por ser el responsable de abrir a la civilización importantes regiones de ese país latinoamericano.

Como bien reseña un reportaje del portal El Colombiano, la localidad de Antioquía (en la cordillera de los Andes) nunca hubiera sido lo que es hoy sin el ferrocarril, y el ruido de la locomotora no se hubiera escuchado nunca en Medellín en 1914 sin que hubiera aparecido por esos lares el ingeniero santiaguero Francisco Javier Cisneros.

Cuando nació Cisneros, en diciembre de 1836, Antioquia permanecía enclaustrada entre montañas, alejada del progreso y del mundo. El general Pedro Justo Berrío, presidente del entonces Estado Soberano de Antioquia, no había podido concretar su idea de construir un vial entre Medellín y el río Magdalena para buscarle una salida a la región.

Mientras tanto, el cubano logró graduarse de Ingeniería Civil en La Habana y, gracias a la solvencia económica de su abuelo militar y su padre abogado pudo, posteriormente, especializarse en París y Nueva York.

Cisneros regresó a Cuba en 1858 y dirigió la empresa de ferrocarriles de la Isla por una década y luego se unió a las luchas por la independencia participando en la Guerra de los Diez años. Estuvo también al frente del periódico El País antes de que los españoles retomaran el control y tuviera que huir a Nueva York.

Fue entonces cuando arribó a Colombia, en 1870, buscando apoyo para la lucha mambisa. “Pero, como de inesperada fue su adhesión a la revolución, así fue su abrupta ruptura con ella en 1871, recuperando Cisneros su primitiva vocación”, explicó el sociólogo Alberto Mayor Mora, citado por el medio.

Escultura a Francisco Javier Cisneros en Colombia/ Wikipedia Commons

Cuatro años más tarde llegó a Antioquía, donde fue contratado por el presidente de la región Recaredo de Villa con el objetivo que avanzar en el proyecto de construir el vial. Cisneros salió de inmediato para Nueva York, Londres y París a presentar el proyecto a posibles inversionistas.

Las guerras civiles y la poca mano de obra representaron serios obstáculos para la ejecución de la obra, así como las zonas pantanosas, la topografía de la zona, los animales salvajes, la tupida manigua y las enfermedades comunes del trópico. Las posibilidades de fracaso eran inminentes.

Al término de los 10 años, Cisneros alcanzó apenas a terminar 45 kilómetros y dejó a medio camino el encargo. Pasaron más de cuarenta años antes de que Medellín se pudiera comunicar por vía férrea con el río "Magdalena".

El cubano construyó otras obras complementarias a este ferrocarril, como el camino entre Pavas y Santo Domingo, el camino del Nus y el telégrafo entre Pavas y Puerto Berrío. También participó en la construcción del ferrocarril del Cauca o del Pacífico, que partía de Buenaventura y llegaba a Cali (tendió 27 km), y de los ferrocarriles de Girardot a Facatativá (tendió 33 km), de "La Dorada" a "Honda" (tendió 20 km) y de Bolívar.

Estación del ferrocarril de Antioquía en la actualidad/ Wikipedia Commons

“Fue una obra asombrosa, hoy no la podemos imaginar. Los terrenos eran vírgenes, era una hazaña valiente enfrentarse a este proyecto. Cisneros tenía una visión clara y profunda de la implementación de ferrocarriles en países en vía de desarrollo”, explicó al portal el ingeniero y escritor José María Bravo.

Mayor Mora reseñó asimismo que el ingeniero cubano fue indemnizado generosamente y “aprendió la lección: como el Gobierno no cumplía los pagos y las guerras civiles arrastraban, tanto trabajadores como obras, lo mejor era rescindir los contratos como lo hizo luego con el de La Dorada y el Pacífico”.

Cisneros creó después en Colombia una sociedad agrícola para desarrollar cultivos en lotes baldíos. Fue socio mayoritario de la Compañía Colombiana de Transportes, firma con la que importó barcos a vapor que recorrían el río Magdalena.

También construyó el Puerto Colombia y fue comisionista de mercancías, lo que lo distanció de la clase alta del Atlántico, de acuerdo con Adlai Stevenson Samper, escritor y miembro de la Academia de Historia de Barranquilla.

Según recoge El Colombiano, a los homenajes públicos que luego le hicieron en el país suramericano, se le sumaron misivas del escritor, poeta y revolucionario cubano José Martí, quien le dedicó un artículo titulado “Un cubano real”.

Finalmente, Cisneros abandonó el país en 1898: “Bajó por el río Magdalena agobiado por las fiebres, enfermo y con las arcas vacías”, indica el reporte.

Luego se embarcó hacia Estados Unidos y, desde New York, le quedaron fuerzas para continuar apoyando financieramente el movimiento emancipador cubano que estaba cerca de ser librado.

Sin embargo, no alcanzó a ver libre a su país y falleció el 7 de julio de 1898, en un hotel de la urbe neoyorquina, a los 62 años de edad.

Después de su muerte, fue nombrada la primera gran plaza de Medellín con su apellido y en 1924 se erigió una estatua con pedestal de mármol de Carrara, del artista Marcos Tobón Mejía. La obra permanece hoy en el ingreso a la Alpujarra, sobre la avenida San Juan.

De acuerdo con el diario, un municipio del Nordeste también lleva su nombre e incluso, la estación Santiago (del municipio de Santo Domingo), fue bautizada así en recuerdo de la cuna de Francisco Javier.

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