Mercedes, una misionera nacida en Cuba, ha hecho de la solidaridad y la dedicación a los demás el motor de su vida. A sus 86 años la historia de esta monja, de madre gallega y padre asturiano, ha sido dada a conocer por el periodista Oriol Querol en su cuenta Twitter.
Tras pasar medio siglo entre Camerún y Congo, desarrolla actualmente su generosidad en las calles de Barcelona, donde se gasta el poco dinero que tiene en ayudar a los más desfavorecidos.
Desde su juventud tenía claro que su vocación era viajar y ser misionera. Llegó a España siendo muy pequeña, pero pronto entendió que quería dedicar su vida a los demás. Durante su estancia en África trabajó en escuelas y centros de salud.
"Ha visto de todo, y sabe perfectamente lo dura que ha sido la vida para cualquier africano que esté en Europa viviendo en la calle y pidiendo", aseguró el periodista en su cuenta de Twitter.
Hace tres años regresó al territorio español para someterse a una operación de rodilla. La intervención fue exitosa, pero los médicos le dijeron que tenía que quedarse en España para recuperarse.
Este hecho, sin embargo, no le ha impedido seguir con su labor altruista, aunque confiesa que añora su contribución a la sociedad africana.
Sale todos los días a la calle para ayudar a las personas que viven en la calle, cerca de su iglesia. "En sus salidas, Mercedes se gasta el poco dinero que tiene en comprar comida para estas personas", explica Querol.
El último beneficiado de su labor solidaria se llama Osakpamwan, un hombre de 43 años nacido en Nigeria, que lleva nueve años en España y que actualmente se encuentra sin trabajo y pide todos los días en el mismo sitio en la Ciudad Condal y solo reclama una oportunidad.
En plena Nochebuena esta misionera se detuvo frente a este migrante, con el bastón que le regaló un artesano del Congo. "Se le acercó con un bocadillo. Charlaron y rieron durante un buen rato", relató Querol.
Este sin techo ha trabajado en España recogiendo fruta en el campo, despiezando cerdos en un matadero, pintando paredes y fregando platos en restaurantes. Ahora se ve obligado a pedir en la calle porque está sin trabajo, incluso le entregó al periodista su currículum.
No le gusta pedir pero lo hace sin engañar a nadie, no bebe ni fuma. Su deseo es conseguir el dinero necesario para volver a Nigeria con sus seres queridos. Mientras tanto contará con la ayuda de Mercedes, que se ha convertido en su mejor aliada para sortear la pobreza y la adversidad.
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