Leopoldo Luna es un ganadero del poblado de Falla, en Ciego de Ávila, socio de la cooperativa de créditos y servicios Nardelio Álvarez. Desde 2012 se dedica a la cría de vacas que ha venido vendiendo durante estos siete años a la Empresa Pecuaria Genética Turiguanó, que mantiene una relación contractual con la cooperativa.
El ganadero particular tiene que presentarle la factura a la empresa estatal para que ésta abone el dinero a la cooperativa que, a su vez, pagará al campesino luego de descontarle los impuestos (2% cultural y 5% del banco).
Los problemas de Leopoldo Luna se remiten al 24 de enero del año pasado. El campesino no recibió, como de costumbre, el transporte que le suele enviar la cooperativa para poder trasladar las vacas a la empresa pecuaria. Para cerrar una venta por 153.763.70 pesos cubanos, este ganadero corrió con estos gastos, confiando en que la cooperativa le devolvería luego el importe, según recoge el diario Juventud Rebelde.
Leopoldo añadió a su factura habitual un 8% de gastos de transporte, ascendiendo ésta a casi 165.000 pesos cubanos. Sin embargo, la cooperativa le dijo que sólo podían pagarle el dinero de las vacas y que no iban a ingresarle lo que se había gastado en transporte, combustible, pruebas serológicas, pases de tránsito, monteros y alimentacón durante el traslado.
Pese a no cobrar esa venta, Leopoldo cerró otras dos operaciones el 4 de julio y el 4 de agosto de 2018. En esta ocasión pidió a la cooperativa que corriera con los gastos de transporte, dijeron que sí, pero el transporte nunca llegó.
Finalmente, el campesio habló directamente con la empresa pecuaria a la que le pidió el transporte y cerró las ventas. Pero su sorpresa fue mayor cuando presentó las facturas a la cooperativa y allí le dijeron que no le pagarían el importe por haber roto el contrato que tenían.
Leopoldo se buscó a una abogada en Morón que consiguió que reconocieran que la cooperativa había cometido una infracción al no pagarle la deuda. El ganadero interpuso además una queja en la Fiscalía de Chambas, pero lleva un año esperando la respuesta.
El hombre sigue sin cobrar el importe de las vacas que vendió al Estado el año pasado. Su hija, Mayelín Luna, asegura que su padre tiene que hacer frente, además al pago de impuestos de una mercancía que entregó al Estado cubano y que no ha cobrado aún.
La empresa pecuaria transfirió los fondos a la cooperativa, pero ésta no paga, supuestamente porque no quiere abonarle el 7% de transporte.
Éste no es el primer caso de estafa que conocemos entre cooperativas y campesinos. CiberCuba publicó la semana pasada el caso de agricultores de Nubijón, de la base campesina Benito Oliveros, en Baracoa, Guantánamo, que tienen bloqueada sus cuentas bancarias desde el año 2018 por parte de la Empresa Agroforestal y Coco del territorio.
El responsable de la cooperativa, nombrado a dedo por el Estado, se quedó con 4.000 pesos que le pagaron los campesinos por insumos suministrados por el Estado y la compañía estatal los ha marcado como morosos y no les permite utilizar sus cuentas bancarias.
En enero pasado conocimos también el caso de Arnaldo Espinosa Miranda, un campesino cubano de 82 años, que se ha llevado un disgusto de los grandes después de vender cinco vacas a la Empresa Agropecuaria La Bayamesa (Granma) el 26 de junio de 2018.
Han pasado seis meses y el hombre no ha podido cobrar "hasta el sol de hoy" los 14.600 pesos (584 CUC) apalabrados por la venta de las reses a la entidad estatal.
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