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“Si no tienes amistad, es casi imposible tirarte una placa en Santiago de Cuba”

Ningún mensaje estatal explica es la repercusión que tiene en los pacientes la escasez actual que hay en la salud pública y de la cual no parece escapar ningún servicio

Hospital provincial de Santiago de Cuba © CiberCuba
Hospital provincial de Santiago de Cuba Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

Lo más usual que les pasa a los pacientes que llegan últimamente a los departamentos de rayos X de los policlínicos de la ciudad de Santiago de Cuba es encontrarse con que no hay material para hacerse una placa; eso cuando no falta el agua, el aire acondicionado no funciona o hay problemas con el equipo.

Indagando un poco, resulta que ahora mismo en al menos tres policlínicos de la ciudad de Santiago de Cuba es imposible hacerse una placa cuando “vas por la canalita”, que significa tocar la puerta, mostrar la indicación del médico y anotarse en un libro de turnos, para recibir la triste información de que se obtendrá el servicio lo mismo un mes, quince días o dos meses, quién sabe.

Resulta que en estos departamentos, cada tres meses como promedio, se recibe una caja con material con 100 láminas, de las cinco dimensiones que se trabaja, o sea, un total de 500 placas de diferentes tamaños.

“Nosotros, por estrategia interna, atendemos los turnos durante 10 días al mes, y dejamos material para las urgencias. Hacemos esto por dos motivos fundamentales, el primero es para no cerrar los servicios, y de esa forma -y es la segunda razón- evitamos que nos manden a hacer pesquisas en la ciudad”, comenta un trabajador del policlínico del Centro Urbano Abel Santamaría.

Personas que trabajan en los servicios de radiología, confiesan a este medio que generalmente cada tres meses suministran cinco cajas, una de cada tamaño, pero eso no es siempre, perfectamente se pueden pasar hasta cinco meses sin darle entrada al material.

“Y de ese material hay que guardar para la urgencia, para los turnos, y para las amistades, y la sábana no cubre tanto”, confiesa.

En la ciudad de Santiago de Cuba existe tecnología de rayos X digital en tres centros asistenciales, de los cuales solo dos prestan servicios: el Hospital Provincial y el Hospital Infantil Sur. En el Clínico Quirúrgico, al no acabar de solucionar problemas con el plomado de las puertas, no se está usando esa tecnología. En el resto de los lugares, se utilizan aún las viejas placas.

“Si no tienes amistad, es casi imposible tirarte una placa en Santiago de Cuba”, es la idea que al final habita en la mente de todos y es también muy objetiva.

“Necesité un estudio radiológico de tórax, una de frente y otra de lateral, eran dos placas. Fui al policlínico del Grimau, y me dijeron que en 20 días me lo hacían, lo cual era imposible para mí pues tenía la sospecha de que tuviera una bronconeumonía. Hablé con una amistad y me dio un papel con un nombre ahí mismo. Fui y resolví, llevé café, merienda y todo fino”, cuenta Carlos.

La salud en Cuba es gratis, pero cuesta. Así te lo cuelgan en las recetas, spots publicitarios y carteles donde te enfatizan es que es el Estado quien carga con el costo de la atención.

Sin embargo, lo que ningún mensaje estatal explica es la repercusión que tiene en los pacientes la escasez actual que hay en la salud pública y de la cual no parece escapar ningún servicio.

Los pacientes hacen regalos para garantizar una atención, compran medicamentos en el mercado informal para agenciarse de los fármacos que le ayudan con su salud, adquieren productos fuera de Cuba o con las mulas a precios bien altos, y todo para paliar la escasez que ha provocado la mala gestión del Estado en un sector tan sensible como el de la atención de salud.

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