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Absurdos de Cuba: no pueden inscribir a su hijo en el registro civil por el color de la tinta en la planilla

Un niño permanece ilegal y sin recibir los alimentos básicos de la cuota estatal en Matanzas porque no hay tinta negra para llevar a cabo su registro civil.

Cubanos caminando por San Rafael © CiberCuba
Cubanos caminando por San Rafael Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

Unos padres guantanameros en Matanzas no han podido inscribir a su hijo después de un mes de nacido por el absurdo motivo de que no hay tinta azul para llenar la planilla, según denuncia el abuelo del menor en una carta publicada en el diario estatal Juventud Rebelde.

Markia Díaz Martínez es originaria de Guantánamo y vive desde hace 12 años en la provincia de Matanzas a raíz de que consiguiera un trabajo en un contingente de la construcción en Varadero. Desde que nació su segundo hijo en el hospital materno de esta provincia, su vida se ha complicado de un modo agobiante.

Según lo establece la ley en Cuba, los hijos deben ser inscritos en el mismo lugar donde la madre fue registrada. Markia nunca cambió su dirección a Matanzas porque ha vivido con su esposo desde el 2007 en “medios básicos” y en albergues proporcionados por la empresa para la que trabaja.

Así, su padre le ha enviado por el servicio de ferrocarril cada mes los productos que en Guantánamo recibía por la libreta de abastecimiento.

De este modo, al nacer su bebé, Markia no pudo realizar en Matanzas ni siquiera un trámite provisorio que garantizara a su hijo estar legal en el territorio para poder acceder como mínimo a la leche que le corresponde por la cuota estatal.

Cuando el padre de Markia acudió a la oficina del Registro Civil que se encuentra en el hospital provincial Agostinho Neto para finalmente legalizar a su nieto, le informaron que no podían finalizar el registro porque la tinta usada en el hospital de Matanzas para llenar la planilla que avala el nacimiento del bebé era negra y no azul, que solo estaba en azul la firma de los padres.

Pero esto no es todo. Cuando el abuelo del bebé envió de vuelta el documento a Matanzas para que lo rehicieran, a petición de los funcionarios del Registro Civil en Guantánamo, el padre del niño acudió al hospital para reelaborar la planilla y ahí le comunicaron, para su asombro y mayor desesperación, que no tenían tinta negra para llenar la traída y llevada planilla.

“¿A quién le interesa que aún no esté recibiendo ninguno de los productos que le corresponden como tal? ¿Será factible enviar por el expreso del ferrocarril la leche y la cuota de carne a que tiene derecho todos los meses?”, pregunta desesperado George Díaz Durand, el abuelo del bebé en una carta que envió a Juventud Rebelde.

“En estos momentos el niño se está alimentando con un producto que se llama NAN, que compran al precio de 4,15 CUC cada cuatro días, en una familia donde solo está trabajando el padre. Solo estamos solicitando que al niño se le habilite, aunque sea provisional o como quieran llamarle, la facilidad para los alimentos en esa provincia donde sus padres, personas honradas y laboriosas, llevan viviendo y laborando por espacio de 12 años”, reclamó el abuelo.

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