El sur de Florida continúa mostrando los índices más altos de robos de automóviles en el estado durante los últimos tres años.
Un informe de la National Insurance Crime Bureau (NICB, por sus siglas en inglés) revela que en el Estado del Sol, la mayoría de los casos de 2018 se reportaron en Miami, Ft. Lauderdale y Palm Beach, pese a que también han disminuido ligeramente el número de hechos con respecto a años anteriores.
La región de los tres condados en la costa atlántica registró 20.045 hurtos de vehículos en 2018, lo cual la sitúa en el lugar 72 de las 383 áreas metropolitanas con más robos.
Su estadística es muy lejana a la que ostentan otras áreas metropolitanas de Florida, como la de Orlando, Kissimmee y Sanford, que sufrieron 6.168 sustracciones de carros; o la de Tampa, St. Petersburg y Clearwater, con 5.429.
En el caso de Sebastian-Vero Beach, en el condado de Río Indio, se reportó el menor número de robos en todo el estado, con 149, lo cual la sitúa en el puesto 306 a nivel nacional.
En enero de 2019, las autoridades del condado de Miami-Dade advirtieron a sus residentes de una nueva tendencia de robo de autos, mediante el uso de llaves remotas o inteligentes.
Estos dispositivos han abierto una nueva posibilidad a los ladrones para cometer el hecho, sin necesidad de dañar los autos o dejar evidencias.
Según explicó Roger Morris, oficial de la Oficina Nacional de Delitos, “en muchos casos, las personas no saben lo que le pasó a su vehículo porque no hay vidrios rotos, no hay evidencia de robo. Simplemente salen y el automóvil ya no está”.
En su informe, NICB subrayó que gracias a la labor realizada por los fabricantes de vehículos, las fuerzas de seguridad y las leyes, el número de hurtos ha disminuido desde 1991, considerado el año máximo histórico, con 1.661.738 sucesos reportados. En 2017 se registraron 773.139 casos, lo que representa una reducción del 53 %.
La Oficina recomendó a los conductores seguir cuatro niveles de protección para evitar estos delitos.
La primera de ellas es actuar con sentido común, con acciones simples como retirar las llaves del encendido, cerrar puertas y ventanas y parquear en una zona bien iluminada.
El segundo nivel se refiere a tener un dispositivo visible o audible que alerta a los ladrones de que el automóvil está protegido; el tercero, a un mecanismo de inmovilización, que impida al ladrón acceder al encendido y al cableado del carro; y el último, a un sistema de rastreo, que emita una señal a la policía cuando el vehículo es robado.
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