Reconocido como la figura más prominente de la espinela del siglo XIX en Cuba, paradigma absoluto del siboneísmo y el criollismo literario, el poeta y repentista también trabajó como periodista, editor, dramaturgo y pagador de obras públicas. Era el heredero de una familia de blancos ricos, propietarios de grandes extensiones de tierras, así como de un ingenio llamado El Cornito en las afuera de la Las Tunas. Allí vivió hasta los 29 años.
Juan Cristóbal fue educado por su abuelo materno y conoció autores clásicos como Homero, Virgilio y Horacio, o la literatura clásica española y los poetas cubanos. Publicó sus primeras décimas guajiras en El Fanal, publicación periódica de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe. Luego colaboró con la Piragua, órgano del grupo siboneyista, por ello se dice que fue un genuino representante del siboneyismo y el criollismo en la poesía cubana.
Se dio a conocer como El Cucalambé, que es el nombre de un baile de negros esclavos, y así el festivo seudónimo de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo se corresponde con los valores autóctonos de nuestro folclor español y africano. En 1856, publicó su poemario titulado Rumores del Hórmigo, considerado un clásico de la lírica en la Isla. No solo escribió décimas, sino también sonetos, letrillas, epigramas y romances. En 1886 se publicó una colección de sus poesías inéditas.
En la Cuba republicana se rendía culto a El Cucalambé, se enseñaba en las escuelas primarias y la mayoría de los niños sabían de memoria algunas de sus décimas. Luego, el culto ha ido disminuyendo, a pesar de la celebración anual de la Jornada Cucalambeana. en Las Tunas, que honra su memoria y su obra. Y así, en lo que fuera la residencia de la familia Nápoles y Fajardo, se reúnen los poetas para celebrarlo, en el motel campestre El Cornito, donde nunca falta ni una guitarra ni un verso para recordar al más sobresaliente decimista del siglo XIX en Cuba.
Por ejemplo, este año, la celebración por los 190 años de El Cucalambé se inició con un desfile popular, que comenzó en la céntrica Plaza Martiana, en Las Tunas, y así abrió sus puertas la edición 52 de la Jornada Cucalambeana, con una marcha que encabezaron cuatro jinetes, que portaban la Enseña Nacional, y las banderas que representan los tradicionales bandos rojo y azul.
Este año se incluyen también el Salón de Paisaje, Décima Ilustrada y Artesanía Popular. En la Casa Iberoamericana de la Décima, se expone una muestra a cargo del premio nacional de artes plásticas Nelson Domínguez, y se desarrolla el concurso de repentismo Justo Vega, el de décima escrita El Cucalambé y el de glosas Canto Alrededor del Punto. También hay una gala para elegir a la Flor de Birama, en el Cornito, desde donde El Cucalambé se inspiró para componer sus versos, un lugar que este año, como todos los anteriores, será el centro de los festejos.
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