La Policía de Florida despidió a un agente a consecuencia de la conmoción que causó el arresto de una niña de seis años tras un incidente en su escuela ocurrido el pasado jueves; informó el diario BBC.
La pequeña, que le dio una patada a una maestra, fue esposada y conducida a una estación policial, donde le tomaron las huellas dactilares y le hicieron fotografías para la ficha de delitos.
El oficial, nombrado Dennis Turner, incumplió un protocolo que establece que es necesaria la aprobación de un superior antes de arrestar a un menor de 12 años.
Además de esa niña, detuvo a otro chico de la misma edad, en otro incidente registrado en la escuela Lucious & Emma Nixon, en Orlando. El niño no fue trasladado a un centro de detención.
Orlando Rolón, jefe de la Policía de Orlando, dio a conocer que el agente fue despedido. Tras disculparse con los menores y sus familias, y anunció una investigación del incidente.
“Como abuelo de tres niños menores de 11 años esto es muy alarmante para mí. Nuestro departamento aspira a proporcionar un servicio profesional y cortés” declaró Rolón en rueda de prensa.
Por su parte, la fiscal del estado, Aramis Ayala, informó que los menores no serán procesados. “Además, estoy revisando las opciones para revertir el daño legal que les pueda ocasionar, para que no conste el arresto en sus antecedentes”, dijo.
La abuela de la menor, Meralyn Kirkland, contó al canal de televisión WKMG que su nieta sufre de apnea del sueño, lo que facilita ese tipo de comportamiento violento. Cuando se lo dijo al agente Turner, este contestó que él también padece apnea del sueño y no actúa así.
“Ningún niño de seis años debería poder contarle a alguien que le han esposado, y que estuvo en la parte trasera de un auto de policía y fue trasladado a un centro juvenil, para que se le tomaran las huellas y se le hiciera la foto para la ficha policial”, lamentó.
Su caso ha suscitado nuevamente el debate en Florida sobre si es lícito arrestar y esposar a menores de edad. Un hecho similar ocurrió en Miami-Dade en 2018, cuando una policía detuvo a un pequeño de siete años y lo condujo esposado al Nicklaus Children’s Hospital.
La madre del menor, Mercy Álvarez, quien en aquel momento aseguró que la actitud de la agente del orden fue “inaceptable”, continúa pidiendo justicia.
“El caso de este niña me dio soberbia al verlo, pero más soberbia me dio ver cómo suspendían a ese oficial, y cómo con mi hijo, por ser hispano, todo pasó por debajo de la mesa. Nadie abrió ninguna investigación”, criticó.
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